¡No puedo parar! El síndrome de los genitales activos

¡No puedo parar! El síndrome de los genitales activos

¿Te imaginas tener una vida que sólo gire en torno al sexo y que no puedas controlar ese apetito y deseo de querer consumar tus más bajas pasiones? Seguro que la situación resultaría ser muy incómoda y más que desesperante.

de10.com.mx

Si no, pregúntenle a Joleen Baughman, una mujer de 39 años de edad, cuya vida cambió radicalmente por completo hace un par de años, pues no puede controlar esas irrefrenables ganas de tener relaciones sexuales en cualquier momento del día.

De acuerdo a periodistadigital.com, hace dos años, Baughman tuvo un accidente automovilístico que le provocó una fuerte lesión en la zona de la pelvis. Pasado un tiempo del percance, Joleen se percató que vivía una excitación sexual constante.

“Es insoportable, sólo frotando mi ropa con mi cuerpo me pone tan excitada que apenas puedo pensar con claridad. Es muy vergonzoso”, comenta esta mujer, quien ha probado de todo con tal de poder controlar su libido.

Varios médicos analizaron su caso y descubrieron que sufre de un problema llamado Síndrome de Genitales Activos, una situación que en principio agradó a su esposo, el cual se fue desencantando poco a poco con el paso del tiempo cuando descubrió que no había forma de satisfacer a su mujer. ¿En qué consiste esta alteración en el funcionamiento del organismo?

El también llamado Síndrome de Excitación Sexual Persistente (PSAS sus siglas en inglés), como lo describe maikelnai.elcomercio.es, es una situación que sólo pueden vivir las féminas y consiste en tener excitaciones genitales de manera espontánea y persistente, sin necesidad de vivir un orgasmo o cualquier sensación de deseo sexual.

Fue apenas en el 2001 cuando se empezó a hablar y estudiar el caso, gracias a diversos documentos publicados por la doctora Sandra Leiblum, quien pudo comprobar que éste no guarda ningún tipo de relación con la hipersexualidad que pueden llegar a vivir las mujeres, fenómeno mejor conocido como ninfomanía.

El primer caso del cual se tiene registro es el de Michelle Thompson, quien asegura vivir cerca de 300 orgasmos en el día, así como el de Jeannie Allen, quien decidió fundar un grupo de ayuda en internet para mujeres que sufren del este mal.

Pocas son las mujeres que lo padecen y por tanto, el registro de casos es escaso, ya que muchas prefieren callar u ocultar su sentir, pues se sienten apenadas y avergonzadas de vivir tal situación.

Como dice salud.aollatino.com, los periodos de excitación pueden durar desde horas, e incluso, semanas y hasta meses; los “orgasmos” suceden uno tras otro, sin parar, y esta sensación desaparece tan sólo por instantes, por lo que comprenderás que llevar una vida normal no resulta nada fácil.

Según los expertos, hay varias razones del por qué se presenta este síndrome: alteraciones en los nervios sensoriales, estar bajo tratamiento hormonal y malformaciones arterial-venosa en el área de la pelvis.

 

Algunas de las consecuencias del Síndrome de Genitales Activos son:

1. Experimentar excitación de la nada, sensación que se prolonga durante un largo periodo de tiempo, al tal grado que el acto sexual no logra saciarlo.

2. Imposibilidad para concentrarse, lo cual impide cumplir con las obligaciones diarias.

4. Debilitamiento físico.

5. Congestión vascular en el área genital y de la vulva, así como hipersensibilidad en los senos.

Al respecto, el doctor Pablo Wizenberg, psiquiatra especialista en trastornos de ansiedad señala que al PSAS “no hay que confundirlo con alguien que vive excitado y busca la manera de complacerse y que lo logra. En este tipo de patologías, por más que tenga relaciones, nada es suficiente, enseguida necesita otra y no pasa por satisfacer. Por más que te masturbes o mantengas relaciones, nada alcanza y es una situación angustiosa”.

Desafortunadamente, la ciencia aún no ha encontrado la manera de aliviar o sanar este síndrome.

De momento, sólo puede controlarse con tratamiento psicológico, así como con medicamentos psiquiátricos.

También, se puede anestesiar, enfriar o relajar la musculatura del área pélvica por pequeños lapsos de tiempo.

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