Obama, convertido en icono y objeto de deseo en su última investidura

Obama, convertido en icono y objeto de deseo en su última investidura

Reuters

El presidente estadounidense, Barack Obama, se ha dado el último baño de masas de una investidura, y de nuevo, como en 2009, levantó pasiones entre los asistentes y generó un impresionante mercado de venta de recuerdos a cual más original.

Cientos de miles de personas inundaron hoy la zona gubernamental de Washington, pertrechados con gorras, sudaderas o chapas con la figura de Obama, convertido ya sin duda en un icono, y con el que muchos intentaban hoy hacer negocio.

Medallas conmemorativas, calendarios con fotos de la familia presidencial, pinturas enmarcadas de un Obama en éxtasis casi religioso o las tradicionales chapas y camisetas eran algunos de los recuerdos que decenas de comerciantes callejeros vendían hoy en los alrededores de la Casa Blanca.

Algunos objetos tan originales como los “Condones Obama. El mejor paquete de estímulo”, gritaba esta tarde uno de esos comerciantes oportunistas en los accesos al “National Mall”, donde se han concentrado alrededor de 800.000 personas.

Otra diferencia con respecto a hace cuatro años han sido los innumerables teléfonos inteligentes, desde los que cientos de miles de personas compartían fotos en internet o comentaban en las redes sociales sus impresiones en este momento de fiesta.

Este año se registraron más de un millón de tuits durante la ceremonia de jura del cargo por Obama en el Capitolio, frente a los algo más de 82.000 comentarios de cuatro años atrás.

Durante el desfile, los afortunados que pudieron conseguir asientos frente a la tribuna desde la que el presidente pasará revista al desfile delante de la Casa Blanca no pararon de gritar y amenizar la espera con cantos en honor al presidente.

“Fired up! Ready to go!” (Enardecidos, listos para caminar), coreaban los cientos de personas en la Avenida Pensilvania, al repetir precisamente el eslogan que utilizó el presidente durante sus mítines de campaña para levantar el ánimo del público.

Incluso, animadores desde altavoces y las gradas animaban a gritar “Obama, Obama!”, un presidente que si bien no congregó esta vez a las multitudes de hace cuatro años, mantiene intacto el amor de sus votantes y admiradores más acérrimos. EFE

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