Eran aplicaciones que intervenían imágenes de rostros para transformarlos en chinos, indios o “salidos de Auschwitz”. Agregaban piel amarilla, ojos rasgados, o caras pintadas.
“Make me asian” y “Make me indian” causaron una ola de protestas hace algunas semanas, cuando las organizaciones que defienden derechos civiles y ciudadanos de origen chino iniciaron un movimiento en Internet para pedirle a Google que removiera las aplicaciones. Incluso tenían opciones para transformar un rostro con rasgos negros (“Blackmaker”) o salido de Auschwitz (“Auschwitzmaker”), en el cual abunda en características judías.
Si bien el buscador sostuvo en principio que no se trataba de un producto propio si no de una aplicación que se ofrecía en su tienda, recibió una lluvia de críticas a través de correos electrónicos y comentarios lapidarios en las redes sociales.
“Si el lema de Google es no seas malvado, ¿por qué mantiene estos contenidos?”, se preguntaba uno de los líderes de la protesta, Peter Chin.
Según sitios especializados, las aplicaciones provinieron de una diseñadora identificada como Kimbery Deiss, cuya web ya no tiene rastro de estos proyectos y cuya página dentro de la tienda de Google también ha desaparecido.