Evita Perón, Che Guevara … ¿y Hugo Chávez?
Aunque el presidente venezolana lleva más de seis semanas ausente, convaleciente tras una cirugía por cáncer en algún lugar de Cuba, en Venezuela su presencia se siente.
Su imagen se ve por doquier: en calles, carteles, murales, hasta en camisetas. Su voz se escucha desde los televisores exclamando “Yo soy un pueblo!”.
El culto a la personalidad que Chávez desde hace tiempo ha desarrollado ha llegado a un nuevo apogeo, en momentos en que el gobernante lucha contra un misterioso cáncer del cual el gobierno no ha dado detalles.
Afiches que quedaron de la campaña para las elecciones de octubre pasado siguen adornando ventanas y puertas en los barrios pobres, y algunos partidarios chavistas siguen apoyándolo con una veneración casi religiosa.
Una mujer en una marcha chavista sostenía el miércoles un retrato de Chávez al lado de una imagen de Jesús. Han surgido murales nuevos, o diseños pintados en paredes, mostrando únicamente los ojos del mandatario y la frase “Yo soy Chávez”.
La imagen de los ojos pareciera insinuar que el gobernante está presente, vigilando a todos. Muchos de sus seguidores dicen que gracias a él ha bajado la pobreza y ha aumentado el acceso a los servicios públicos. Para algunos, no importa tanto que Venezuela sufre de una inflación del 20%, que esta rica nación petrolera sufre de escasez de azúcar y aceite de cocina, que la tasa de homicidios es una de las más altas del mundo, que el presidente se niega a dar detalles de su cáncer.
“Yo soy Chávez!” gritan sus partidarios en las marchas a favor del líder. “Todos somos Chávez!” exclama la multitud.
Ante la ausencia del mandatario, el gobierno ha estado transmitiendo una serie de emotivas imágenes, frases y sonidos que parecen diseñadas a inculcar el estatus de Chávez como el mesías de los pobres.
En los diarios, el gobierno ha estado publicando una imagen de Chávez superimpuesta a un mosaico de rostros de venezolanos sonrientes: hombres Chávez, mujeres Chávez, niños de todas las edades como Chávez.
Juan Pablo Lupi, un experto en literatura latinoamericana, compara el fenómeno con el de Evita Perón en Argentina o el del “Che” Guevera. El caso de Chávez, dijo, “ha sido algo muy bien orquestado, un proceso de fabricar un mito y de apelar a la emoción y a la devoción religioso del pueblo, es algo cuasirreligioso”.
Lupi, venezolano y profesor de literatura en la Universidad de California en Santa Barbara, pronosticó que el chavismo sin Chávez continuará porque “el mito ya está allí y todo esto ha sido elaborado de manera muy, muy cuidadosa”.
Elementos paralelos entre Chávez y Jesucristo también han surgido para algunos de los seguidores más fervientes, y Chávez ha mostrado su fe durante su batalla con el cáncer rezando en público por la vida y besando repetidamente un crucifijo.
En un aviso televisivo se ve a Chávez sonriente besando a niños mientras una voz canta “Chávez es puro y noble amor, Chávez es patria y corazón”.
Y en calle tras calle del centro de Caracas, los postes de luz lucen afiches de Chávez, robusto y sonriente, con la frase “Te amamos!”
Daisy Castillo, estudiante de derecho en una de las universidades gratuitas fundadas por Chávez, se incorporó a la manifestación del miércoles y dijo que rezaba por la salud del presidente.
“Nunca se había visto un presidente como nuestro comandante Chávez”, comentó.
Hay antecedentes en otros países donde la imagen del gobernante se exhibe por doquier: Saddam Hussein en Irak, Daniel Ortega en Nicaragua, Kim Jong Il en Corea del Norte, Mao Tse Tung en China y Josef Stalin en la Unión Soviética.
En Venezuela, la omnipresencia del “comandante” es una manera de apuntalar a su partido, dijo Juan Carlos Bertorelli, director creativo de una empresa de mercadeo en Caracas.
“Ya que no está físicamente en este momento o en voz, la gente que mantiene la estructura del partido, la gente que está comandando el partido … están tratando de mantener una presencia que lo que hace es legitimarlos a ellos”, comentó Bertorelli.
AP