No había mapas ni descripción de los ríos. Tampoco fotografías aéreas. Sólo un mecate, una brújula, varios martillos y una libreta. “En cuatro años abrimos 2.000 kilómetros de picas a pie en los alrededores del río Botanamo, cerca de la frontera con Guyana”. Nessin Benaim recuerda una de sus varias temporadas de explorador deslizando el índice sobre un mapa –arrugado y con marcas de lápiz– del estado Bolívar. El pionero de la geología de campo oriundo de Higuerote recorrió en los años sesenta y setenta la Amazonia venezolana para describir sus minerales y geología. Caminando y navegando ríos se hizo experto en ubicar oro y diamantes en las sabanas y selvas de Guayana. Así supo que el verdadero dueño de los caños no es el jaguar sino el mosquito y que una piara de báquiros puede devorarse a un tigre fácilmente.
Benaim y muchos otros geólogos de campo marcaron una época: entre las décadas de 1960 y 1980 realizaron los mapas clave que han sustentado la explotación de los recursos minerales nacionales (principalmente hierro, bauxita y oro), cuando el trazado del relieve y subsuelo del país era una política del desarrollo minero del Ministerio de Energía y Minas y la Corporación Venezolana de Guayana.
Documentos oficiales y expertos indican que a la vuelta de 50 años esta estrategia –que por ley recae en el Instituto de Geología y Minería, adscrito al Ministerio de Petróleo y Minería– declinó y que el país tiene un déficit en su mapeo que impide explotar coltán (mineral de vital uso en la electrónica) o trazar nuevas carreteras. Frente al vacío institucional y la descapitalización humana, el Gobierno decidió entregar dicha actividad a China, a través de un convenio que fue acordado en febrero y firmado en septiembre del año pasado. Aunque el Gobierno no especificó el monto del contrato, diputados y especialistas infieren que por su complejidad amerita ser estudiado por la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional, proceso que no ha ocurrido.
El plan operativo del contrato, al que tuvo acceso El Nacional, revela que los asiáticos se dedicarán a hacer lo que Benaim y su generación hicieron en el pasado: sobrevolar y caminar el país para hacer estudios geofísicos y geoquímicos con el fin de identificar los minerales susceptibles de ser explotados. Para esa labor, 352 ingenieros chinos permanecerán en Venezuela por 5 años y supervisarán a 425 geólogos, técnicos y obreros venezolanos en 27 campamentos que están ubicados en 12 estados. También equiparán las expediciones, formarán personal y montarán un laboratorio.
Nación dividida. El plan de trabajo del Acuerdo Marco de Prospección Geológica Nacional de Venezuela es el documento que presentaron los chinos a su contraparte, escrito en un castellano deficiente en sintaxis y ortografía, en el que se puede leer “San Elena de Ueren”, “Guanillano” (por Guaniamo) y “se esfuerzará”. Allí Citic afirma que dividirá el país en 6 partes (ver infografia), donde se harán las siguientes labores: 1) prospección geofísica aerotransportada (en helicópteros); 2) estudios geoquímicos; 3) investigación y evaluación de recursos minerales, con énfasis en Guayana y los Andes; 4) exploración y cálculo de reservas de hierro, oro y bauxita (en Bolívar); fosfato (Táchira, Mérida y Falcón) y cobre (Táchira). Los trabajos incluyen todo el país. “El conjunto del (sic) superficie total de trabajo es de 916.700 km2”.
El liderazgo del proyecto estará a cargo del Buró Estatal de Prospección Geológica de China. Los aliados aseguran que serán exitosos. En primer lugar, argumentan, la empresa Citic Construction –la misma que se dedica a levantar 24.230 viviendas en todo el territorio nacional– “ha acumulado las ricas experiencias de administración y construcción del proyecto habitacional en el país, conoce muy bien la política y la legislación, la costumbre de Venezuela”. Dos, les antecede el “milagro geológico” de haber culminado el estudio de la altiplanicie Qinghai-Tibet (en el “techo del mundo”, a 4.000 metros sobre el nivel del mar). Y por último, aseguran que enviarán a los mejores profesionales. “Todos los trabajadores geológicos chinos participados (sic) en el proyecto son un grupo llamado ‘el ejército de hierro’ en la profesión geológica de China, que puede especialmente superar las grandes dificultades y combatir”.
Aunque el comienzo de las actividades, según el cronograma, estaba fijado para octubre de 2012, fuentes del Ministerio de Petróleo y Minería en Guayana indicaron que Citic no había instalado oficinas allí todavía. Sus sedes en Caracas y en Pekín no respondieron a las solicitudes de entrevista con sus representantes. Al presidente de Ingeomin, Avilio Lavarca, quien firmó por la parte venezolana, se le solicitó una entrevista pero dijo que no estaba autorizado para declarar.
Petición insólita. “No es común que una nación le pida a otra que se encargue de la exploración de su territorio”, opinó Jean Pasquali, ingeniero geólogo de la Universidad Central de Venezuela, experto en yacimientos y estudios geoquímicos. “La cartografía geológica es un área muy importante, desde el punto de vista del Estado. Es un acto de soberanía porque es nuestro territorio. Un gobierno que quiere progreso desarrolla una cartografía general amplia”. Al comentar el anuncio del acuerdo, el experto recordó el artículo 117 de la Ley de Minas de 1999, donde se establecen las competencias de Ingeomin: “Realizar investigaciones en las áreas de geología, recursos minerales, geofísica, geoquímica y geotécnica; planificar, ejecutar, dirigir y coordinar programas de geociencias en general, y evaluar los recursos minerales y energéticos no convencionales”.
Los servicios geológicos en el mundo han sido creados para investigar y resguardar la información minera de cada país, y con el objetivo de apuntalar el desarrollo industrial de cada nación. El primero fue el de Inglaterra (1835), seguido por el de Estados Unidos (1841) y Canadá (1879). El de Venezuela fue creado en 1936 con el nombre de Servicio Técnico de Geología y Minería, adscrito al entonces Ministerio de Fomento.
El contrato chino colocaría en manos de otra nación datos estratégicos del país. Así lo afirma Reinaldo Rincón, ex presidente de Tecmin. “Es peligroso. Aún más, ¿cómo es que le vamos a pagar a los chinos para que tengan información nuestra cuando ellos tienen intereses en explotar esos recursos?”, cuestionó. Al respecto es poco lo que estipula el plan en el ítem “Derechos de propiedad intelectual”. “Los derechos que se forma (sic) durante el proceso de la implementación del proyecto pertenece al propietario. La Citic Construction tiene el derecho de firma”, se indica. La Cámara de Industriales y Mineros de Guayana ha señalado que el proyecto del mapeo es “la venta de la soberanía minera de la nación”.
Al igual que otros geólogos consultados, Rincón argumentó que el trabajo encargado a los chinos ya fue hecho por venezolanos como Benaim desde la década de los años cincuenta. Luego, la exploración de Bolívar fue profundizada a mediados de los ochenta por la empresa estatal Técnica Minera, adscrita a la CVG, holding que desde principios de los sesenta produce hierro, bauxita y oro en la zona. “Se levantaron los mapas de todos los recursos mineros de Guayana; que incluyó la prospección minera, geología, fauna y flora de la región, en mapas de escala 1:250.000. El resultado fue el Inventario de los Recursos Naturales de la Región Guayana. No se hizo con satélite sino con expediciones. Es el material base que usan la mayoría de las empresas. Es un trabajo grande y precioso que posee el Estado venezolano; en su momento fue un proyecto fenomenal en Latinoamérica”.
Se calcula que los asiáticos no requerirán inversiones cuantiosas para esos estudios. “Sólo necesitarán simples revisiones técnicas y actualizaciones de datos a partir de las memorias y boletines geológicos del ministerio, la CGV, la Corporación de Desarrollo de los Andes y Pdvsa”, afirmó Simón Rodríguez, ex director de la Dirección de Geología del Ministerio de Energía y Minas en los años noventa. Al igual que Guayana, indicó, los Andes han sido muy investigados; las zonas petroleras también, por parte de las compañías de extranjeras de hidrocarburos antes de la nacionalización en 1975 y luego por Pdvsa.
El estupor que ha generado el anuncio del contrato motivó a Francia Galea, geóloga petrolera, a circular un documento entre sus pares en octubre pasado. “En los últimos siete años hemos constatado el desdén y el ultraje profesional cometidos desde el Ministerio de Petróleo y Minería, cuando se han entregado nuestros datos a instituciones y empresas iraníes, rusas, cubanas y ahora este convenio ominoso con la empresa china Citic Group”. Ninguna institución se ha hecho eco de esta posición de manera pública.
Una institución deficitaria. En el centro de la discusión que dan los expertos puertas adentro está la frágil situación –financiera y profesional– de Ingeomin, que da pie a quienes señalan que el Estado quedó rezagado en su propia exploración a partir de los años noventa. El instituto lo ha admitido en sus propios documentos. En su Memoria y Cuenta de 2010 destacó que para ese año se le asignó 32% de los recursos requeridos para su funcionamiento. Agregó que su estado financiero “se ha mostrado deficitario” desde 2007, con lo cual no ha podido cumplir sus objetivos y metas. “Esto ha implicado que a la fecha no se cuente con un inventario nacional de recursos mineros y con una base georreferenciada de las potencialidades mineras del país”. En la memoria de 2011 admiten que no se pudo hacer la exploración planificada y que 100% del presupuesto se fue en pagos a personal.
“En materia geológica y de inventario de minerales hay muchas cosas que se han dejado de hacer”, confirmó Pasquali. Señaló que los mapas no caducan, pero tienen un nivel de información limitada a la tecnología con la que se hacen. Además, la ciencia avanza y descubre propiedades nuevas en minerales considerados sin valor en el pasado. Es el caso del coltán, que nunca se ha mapeado. El experto señala que la cartografía geológica –ciencia que reúne disciplinas como la Geofísica, la Geoquímica, los sensores remotos (satélites, vuelos aéreos), la Topografía y la Hidrología– debe ser una actividad continua en todos los países. “No sólo sirve para buscar minerales sino para hacer geología de riesgo, construcción civil y hasta fundar ciudades”.
Con el avance de la tecnología, los países han ido progresando en la complejidad de sus mapas. Si a mediados del siglo XX una nación lograba levantar un mapa de su territorio a una escala de 1:500.000, hoy en día debe llegar a 1:10.000, dicen los expertos. En ese sentido, Ingeomin admite en un documento que su cartografía geológica nacional está incompleta. “Países como Colombia y Chile y tienen mejor cartografía”, aseguró una fuente en Ingeomin.
“Deberíamos tener mapas del país en 1:50.000 o 1:25.000 con curvas de nivel. Sin ellos, ningún país progresará porque hasta una carretera le costará el doble hacerla. Ahora están reactivando el servicio de cartografía nacional. Pero ¿cómo es posible que la hayan abandonado?”, se pregunta Benaim, asesor de Ingeomin. La pregunta queda en el aire mientras su dedo se desliza sobre un mapa geológico a escala 1: 100.000 de Anzoátegui, un proyecto que no fue publicado por las deficiencias del instituto.