El presidente de Cuba Raúl Castro, de 81 años, asume este lunes la presidencia del principal ámbito regional, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en lo que constituye el espaldarazo más importante de sus vecinos a su régimen comunista.
Cuba es objeto de un embargo económico y blanco de una política de aislamiento por parte de Washington desde hace 50 años, y la Celac es el primer ámbito de concertación y cooperación que reúne a todos los países de América Latina y el Caribe sin la participación de Estados Unidos y Canadá.
El mayor respaldo de la región ocurre después de que el presidente Barack Obama, que ha flexibilizado el embargo a Cuba, asumiera su segundo mandato, y nombrara a John Kerry como Secretario de Estado, quien siempre se ha declarado escéptico con respecto al bloqueo estadounidense, vigente desde 1962.
La presidenta argentina, Cristina Kirchner, dio el tono de este acontecimiento, al aparecer el domingo ante la prensa acompañada del veterano líder comunista, hermano de Fidel Castro y constructor de las Fuerzas Armadas cubanas.
“Que Cuba asuma la presidencia de la Celac marca todo un cambio de época”, dijo Kirchner tras saludar afectuosamente a Castro frente a la prensa y pedir un aplauso para él.
Esta presidencia es además “simbólica”, indicó Kirchner.
“Que Sebastián Piñera, presidente de Chile, le transmita la presidencia pro tempore a Raúl Castro, presidente de Cuba, refleja los tiempos que corren”, abundó la mandataria, aludiendo a la tolerancia que se ha alcanzado en América Latina después de los años de plomo de la Guerra Fría, cuando las dictaduras militares reprimían las protestas a sangre y fuego y los grupos guerrilleros recibían ayuda de La Habana.
Sin embargo, ese pasado se coló en la cumbre de la Celac.
Uno de los partidos de gobierno de Chile, la derechista Unión Democrática Independiente, heredera de la dictadura de Augusto Pinochet, exigió a Cuba cooperar en el esclarecimiento del asesinato de uno de sus líderes en 1991, el senador Jaime Guzmán, por un comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR-comunista), cuyos perpetradores habrían encontrado refugio en Cuba.
Piñera entonces se reunió el sábado con Castro para pedirle esa colaboración.
Pero el pasado ha quedado enterrado para la mayoría de los gobiernos de la región, sobre todo después de la llegada al poder en la última década de gobiernos de izquierda, presididos en algunos casos por exguerrilleros inspirados por el castrismo, como el de Dilma Rousseff en Brasil, José Mujica en Uruguay, Daniel Ortega en Nicaragua o como en el caso de la guerrilla salvadoreña, que constituye el partido en el poder.
Cuba está desempeñando un papel de primer orden en las negociaciones de paz entre el gobierno del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, con la última gran guerrilla de América Latina, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Cuando en diciembre de 2011 se decidió la fundación de la Celac en una cumbre en Caracas liderada por el mandatario venezolano Hugo Chávez, ya enfermo, se acordó que Chile presidiría el primer año y organizaría la actual cumbre fundacional, y que por un prurito de equilibrio, la presidencia en los próximos dos años se dividiría entre Cuba y Costa Rica.
Hugo Chávez, que tuvo un papel decisivo en la creación de la Celac, ha sido el gran benefactor de Cuba desde que llegó al poder en Venezuela en 1999, no sólo en el plano económico con sus suministros de petróleo y compra de servicios como médicos y todo tipo de asesores, sino también su gran padrino diplomático, propulsándola ahora a la presidencia de la Celac. Chávez está hospitalizado en La Habana desde hace más de un mes y medio.
La presidencia cubana de la Celac ha desatado polémica en la región entre políticos y analistas.
El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que el regimen castrista fue excluido a instancias de Washington en 1962, José Miguel Insulza, afirmó que “si esto era conveniente o no conveniente en una comunidad naciente, que todavía necesita afirmarse en la parte internacional, donde se provocan un montón de críticas y discusiones, eso lo evaluarían los jefe de Estados y de gobierno cuando lo decidieron en su momento” en Caracas.
“Yo no la puedo cuestionar (esta decisión). No es mi organización, no me corresponde a mí”, dijo Insulza y añadió que “en cuanto a Cuba, siempre he pensado que la inclusión y la cooperación con Cuba es mejor para promover la democracia que la exclusión y el aislamiento”.
La OEA levantó la suspensión del gobierno de Cuba, pero La Habana ha manifestado que no le interesa regresar a la OEA, la organización hemisférica creada después de la segunda guerra mundial a instancias de Washington.
Por Rafael NOBOA ALDECOA
AFP