El presidente Barack Obama se manejará con cautela en el debate sobre la reforma inmigratoria estadounidense el martes y buscará impulsar un nuevo plan bipartidista que ofrezca un camino hacia la obtención de la ciudadanía para los 11 millones de inmigrantes ilegales en el país.
Reflejando la creciente influencia de los votantes hispanos, Obama viajará al estado de Nevada poco más de una semana después de iniciar su segundo mandato y propondrá que el Congreso actúe con rapidez para reformar las leyes inmigratorias.
La reforma inmigratoria podría dar a Obama un importante logro legislativo en su segundo mandato, pero se prevé que se manejará con cautela durante su discurso en Las Vegas, un día después de que un grupo de influyentes senadores republicanos y demócratas divulgaron su propio plan.
El desafío de Obama es ayudar a generar respaldo público para el marco de trabajo de los senadores, lo que está en línea con muchas de sus ideas principales para una amplia reforma inmigratoria, al mismo tiempo de no alienar a sus más fieros enemigos republicanos que podrían oponerse a cualquier cosa que lleve el nombre del presidente demócrata.
“Al minuto en que se convierte en el plan de Obama, los republicanos se convierten en oposición automáticamente”, dijo Bill Schneider, analista político de la Universidad George Mason en Virginia.
Obama, que tiene programado hablar en una escuela secundaria de Las Vegas a las 1915 GMT, no pretende dar a conocer una legislación propia. En vez de eso, instará a los legisladores a seguir adelante con sus esfuerzos, pese a que reitere el “plano” para la reforma que divulgó en el 2011, que llamaba a un camino “ganado” hacia la ciudadanía, dijeron funcionarios del Gobierno.
El mandatario y los demócratas ven su compromiso con una reforma inmigratoria como una forma de reforzar su presencia en el voto latino, que los demócratas ganaron con facilidad en las elecciones del 2012.
Nevada, por ejemplo, tiene una creciente población hispana que ayudó a Obama ganar los comicios en ese estado en noviembre.
Muchos republicanos, preocupados de que su partido haya alienado a los hispanos con su retórica contra la inmigración, están repentinamente abiertos a la cooperación en el tema a medida en que buscan establecer un nuevo tono.
El verano pasado, Obama adoptó una acción ejecutiva de modo que el Gobierno federal dejara de deportar a inmigrantes ilegales que hubieran llegado a Estados Unidos cuando eran niños, un cambio sustancial que fue celebrado en la comunidad hispana.
Tras ganar las reñidas elecciones, Obama prometió que lidiaría con el tema en forma integral a comienzos de su nuevo mandato.
Por Matt Spetalnick
Reuters