México sigue a la espera de conocer las causas de la explosión del jueves en la sede central del Petróleos Mexicanos (Pemex), que causó 33 muertos y más de cien heridos, mientras prosiguen las labores de rescate en lugar de la tragedia.
Directivos de Pemex confirmaron que aún se busca a cuatro personas que están desaparecidas, una empleada de la compañía y tres trabajadores de una empresa contratista, de los que no se tienen noticias desde el día de la explosión.
Se encontraban en el sótano del edificio siniestrado, la empleada cumpliendo labores administrativas y los contratistas dando mantenimiento al sistema de pilares del edificio siniestrado.
El fiscal general de México, Jesús Murillo, declaró el viernes que se investigará a fondo el origen de la tragedia y entre las posibilidades que apuntó citó “un accidente, una imprudencia o un atentado”.
Hoy, sin embargo, no ha habido explicaciones oficiales sobre el avance de las investigaciones.
La explosión se registró en uno de los edificios del complejo corporativo de Pemex, en el barrio capitalino de Anzures. A las autoridades les ha llamado la atención que en los restos no se hayan encontrado restos de un incendio.
“No había fuego ni humo, sólo había polvo”, relató hoy a Efe uno de los testigos de la explosión, Mario Martínez, dueño de una boutique situada a unos 50 metros de la entrada del edificio de Pemex.
“Pensamos que estaba temblando al escuchar la explosión, pensamos que había sido un tanque de gas, pero luego nos dimos cuenta de que fue algo más fuerte”, agregó.
En lugar del siniestro, unos 2.500 integrantes de los equipos de rescate proseguían hoy sus labores para remover los escombros, con ayuda de perros entrenados, por si pudiera haber alguna víctima todavía.
El director de Operaciones de Pemex, Carlos Murrieta, declaró a los periodistas que el avance de los equipos de rescate es muy lento por los riesgos que representan algunas áreas que necesitan ser aseguradas.
“Para avanzar cuestión de un metro nos ha llevado cinco horas”, afirmó Murrieta. “Tienen que hacerlo con muchísimo cuidado”, insistió el directivo.
La posibilidad de que entre los restos que aún falta por remover se encuentren todavía cuatro víctimas surgió después de que perros adiestrados encontraran señales que apuntaban en ese sentido.
“Ahora lo que tenemos que hacer es seguir trabajando en la búsqueda de cuerpos, y ojalá podamos hablar de vidas… es muy difícil”, agregó Murrieta a la puerta del edificio que quedó con severos daños por la explosión del pasado jueves.
Todos los integrantes de los equipos de rescate han sido vacunados contra el tétanos y contra la influenza, para evitar complicaciones en los trabajos de levantamiento de escombros, según fuentes de la empresa.
Hasta hoy se han sacado centenares de toneladas de escombros que se están trasladando a los terrenos de lo que fue la refinería de Azcapotzalco, en la periferia de esta capital.
Pemex dio a conocer hoy en su página web los nombres de 32 de las 33 personas fallecidas hasta ahora. “Sólo falta identificar a una mujer, quien permanece como desconocida”, agregó una fuente de la empresa pública.
El director general de Pemex, Emilio Lozoya, confirmó hoy que la sede central de la empresa, en la que trabajan unas 10.000 personas, reanudará sus tareas el próximo martes, ya que el lunes es festivo en México.
“El complejo trabajará con normalidad, salvo el edificio afectado”, agregó Lozoya. Los empleados que trabajaban en ese edificio serán reubicados en otras áreas del complejo.
México observa desde hoy un luto oficial, por tres días, con las banderas a media asta, por decisión del presidente Enrique Peña Nieto, en homenaje a las víctimas. EFE