El dúo de “Les Misérables”, Hugh Jackman y Anne Hathaway, dieron hoy lustre a la Berlinale como invitados en su sección Special, en una jornada animada de antemano por su colega Amanda Seyfried, representando al mundo del porno en “Lovelace”.
La inclusión del musical sobre la obra de Victor Hugo, con siete nominaciones a los Oscar y a exhibición en el festival de Berlín, dio ocasión para lucir fotogenia a la pareja, él con su estilo de perfecto seductor y ella con algún kilo recuperado, de los 11 que adelgazó para el filme.
“En ‘Les Misérables’ experimenté hasta qué punto puede ser difícil y a la vez gratificante hacer un personaje tan complejo”, dijo Hathaway, quien afirmó que sus lágrimas en pantalla son reales, fruto de la emoción vivida al interpretar su personaje.
Jackman exhibió encanto, felicitando incluso a un periodista asiático por la entrada en el Año Nuevo chino, mientras se deshacía en los acostumbrados elogios a todos sus compañeros de reparto, a la capital alemana y a su director, Tom Hooper, al que por supuesto ve como acreedor de todos los Óscar, presentes y futuros.
“Les Misérables” tiene efectivamente bastantes cartas para añadir alguna estatuilla a la colección de triunfos del director, tras “The King’s Speech”, y como a tal triunfador precocinado se le recibió.
La proyección en Panorama de “Lovelace”, basada en la vida de la actriz que protagonizó “Deep Throat”, trajo asimismo a Amanda Seyfried, que da vida a Linda Lovelace, y que además forma parte del elenco de “Les Misérables”.
Seyfried explicó que meterse en el papel de la estrella porno ha sido “un punto de inflexión” en su carrera, ya que de pronto tomó conciencia de que “quería ser Lovelace”, por encima del imperativo de las escenas presumiblemente fuertes del filme.
La vida de Lovelace, educada en el seno de una familia religiosamente conservadora, fue la segunda incursión en el mundo del porno de esta Berlinale, tras “Don Jons Adiction”, proyectada ayer.
Dirigida por Jeffrey Friedman y Rob Epstein, “Lovelace” cuenta con una inusitada Sharon Stone, en un papel diametralmente opuesto a lo habitual: una mujer religiosa y conservadora que considera que el papel de una esposa es satisfacer y escuchar a su marido.
A Stone se la espera en la gala “Cinema for Peace”, durante la Berlinale, lo que dará la siguiente oportunidad de lucir estrellato fuera del programa a competición.
También con el equipo de “Lovelace” pasó hoy por Berlín James Franco, otra esperadísima presencia en la Berlinale, quien además acude por partida triple, ya que protagoniza otras dos películas de Panorama: “Interior. Leather Bar” y “Maladies”.
Mientras unos y otros van llenando la espera de los fans junto a la alfombra roja, sigue latente la pregunta de cuándo se dejará ver George Clooney, un buen amigo del director de la Berlinale, Dieter Kosslick.
Al actor estadounidense se le “busca” por Berlín desde que llegó a Alemania para el rodaje “The Monuments Men” y el propio Kosslick ha dejado caer que “se le espera” en algún momento por el festival.
Hasta ahora, a Clooney se le ha visto en un restaurante, donde incluso invitó a un vecino de mesa, y en un conocido club nocturno. EFE