El Papa Benedicto XVI sorprendió el lunes al mundo y a sus asesores al anunciar que ya no posee la fortaleza física y mental para afrontar las exigencias de su cargo, y se convirtió en el primer Sumo Pontífice en renunciar en más de 700 años, reseña Reuters.
Funcionarios del Vaticano intentaron mantener una atmósfera de calma y confianza en el liderazgo de la institución de 2.000 años, pero la decisión podría dar paso a uno de los periodos de mayor incertidumbre e inestabilidad en siglos al interior de una Iglesia asediada por escándalos y por la disminución de fieles.
En el pasado varios pontífices, incluyendo al predecesor de Benedicto XVI, Juan Pablo II, evitaron renunciar por la confusión y división que podría generarse al existir un “ex Papa” y un Papa al mismo tiempo.
Esto podría crear un problema particularmente si el próximo Papa es un progresista que busque alterar disposiciones como la prohibición de las mujeres en el ministerio, el rechazo al uso de anticonceptivos y el celibato entre los sacerdotes.
Durante los casi ocho años del papado de Benedicto XVI, la Iglesia se ha visto remecida por escándalos de abuso sexual y crisis generadas por la ira de la comunidad musulmana, luego de que el pontífice sugiriera que el Islamismo era una religión propagada con actos de violencia.
La comunidad judía se irritó por la reincorporación de un obispo que negaba la existencia del Holocausto y también se produjo un escándalo por la filtración de documentos papales clasificados por la que se responsabilizó al mayordomo personal de Benedicto XVI.
En un anuncio leído a los cardenales en latín, el Papa alemán de 85 años dijo: “muy consciente de la gravedad de este acto, con plena libertad declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro”.
“A partir del 28 de febrero de 2013, a las 20:00 horas (1900 GMT), la Sede de Roma, la Sede de San Pedro, estará vacante y se convocará un cónclave que elegirá al nuevo Pontífice Supremo”, añadió.
Benedicto XVI no teme a un cisma
En una conferencia de prensa, el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, dijo que el Papa no temía un posible “cisma” por su salida.
Benedicto XVI reafirmó el rechazo de la Iglesia Católica a los matrimonios entre personas del mismo sexo, mantuvo la resistencia de la institución a la posibilidad de que las mujeres sean ordenadas en sacerdocio y criticó las investigaciones con células madres embrionarias.
Pero Lombardi dijo que Benedicto XVI, que se espera se acoja a un periodo de aislamiento por al menos un tiempo luego de su renuncia, no pretendía influenciar la decisión de los cardenales que integrarán el cónclave secreto para elegir a un sucesor.
Un nuevo líder para los 1.200 millones de católicos romanos podría ser electo incluso para el Domingo de Ramos, que este año será el 24 de marzo, y podría asumir el cargo durante la Semana Santa que se inicia la semana siguiente, dijo Lombardi.
Aseguró que el complejo proceso para elegir un nuevo pontífice se desarrollará rápidamente porque el Vaticano no tendría que esperar hasta después de un elaborado servicio fúnebre para un líder católico como en casos anteriores.
La decisión impactó a muchos en el mundo, desde creyentes comunes, políticos y líderes religiosos.
La renuncia significa que los cardenales de todo el mundo comenzarán a llegar a Roma en marzo y luego de reuniones preliminares se encerrarán en un cónclave secreto y elegirán al nuevo Papa en una votación en la Capilla Sixtina.
Existe una mayor presión sobre la Iglesia para que elija a un Papa del mundo en desarrollo para reflejar mejor dónde viven los católicos y donde la iglesia está creciendo.
“Podría ser el tiempo de un Papa negro, amarillo, rojo o también latinoamericano. O podría ser el tiempo de un Papa asiático o podría ser el tiempo de un Papa de otro continente”, dijo el arzobispo de Guatemala, Oscar Vián.
Los cardenales podrían querer también a alguien más joven. Juan Pablo tenía 58 años cuando fue elegido Papa en 1978. Benedicto tenía 78.
“Tuvimos a dos intelectuales seguidos, dos académicos, tal vez es hora de un diplomático”, dijo el sacerdote Tom Reese, el Centro Teológico Woodstock de la Universidad de Georgetown. “En vez de elegir al más inteligente, deberían elegir al hombre que escuchará a las otras personas inteligentes en la Iglesia”, agregó.
Los liberales también pidieron un Papa que sea más abierto a las reformas.
“El actual sistema sigue siendo un ‘club de hombres’ y no permite que la voz de las mujeres participe en la decisión del líder de nuestra Iglesia”, dijo la Conferencia de Ordenación de Mujeres, un grupo que quiere que las mujeres puedan ser ordenadas como sacerdotes.
Su propio hermano sorprendido
El anuncio incluso tomó por sorpresa al hermano mayor del Papa, Georg Ratzinger, en una señal de cuán bien se mantuvo el secreto de la renuncia. Ratzinger dijo a periodistas en Alemania que estaba “sumamente sorprendido” y agregó: “Sólo él puede evaluar su fortaleza física y emocional”.
Lombardi dijo que Benedicto XVI primero pasaría una temporada en la residencia papal de verano situada al sur de Roma y que luego será trasladado a un convento en el interior del Vaticano. No estaba claro si el pontífice tendría una vida pública tras renunciar.
El último pontífice que dimitió por propia voluntad fue Celestino V en 1294 tras apenas cinco meses en el cargo, en lo que se conoce como “la gran renuncia” y que fue condenada por el poeta Dante en “La divina comedia”. Gregorio XII renunció en 1415 a regañadientes para poner fin a una disputa con un rival aspirante al papado.
Lombardi dijo que la decisión de Benedicto XVI demostraba un “gran coraje”. Descartó alguna enfermedad específica o depresión e indicó que la decisión fue tomada en los últimos meses “sin presión externa”.
Joseph Curran, profesor de estudios religiosos en Misericordia University en Dallas, Pensilvania, dijo que la medicina moderna que prolonga la vida de las personas representaba dificultades para instituciones cuyos líderes habitualmente gobiernan de por vida.
“Su renuncia es un acto tremendo de humildad y generosidad”, dijo. “Un hombre que deja de lado posición y autoridad porque ya no puede ejercer adecuadamente esa autoridad, y que lo hace por el bien de la Iglesia, establece un ejemplo maravilloso”, declaró.
Pero el cardenal Stanislaw Dziwisz, ex secretario del fallecido Juan Pablo II, que sufrió por una mala salud durante la última década de su vida, emitió una crítica velada para Benedicto XVI.
Juan Pablo II permaneció en el cargo hasta el final de sus días porque creía que “no es posible abandonar la cruz”, sostuvo Dziwisz a periodistas en Polonia.
Sin sospechas
Aunque el Papa había empezado a usar un bastón y una plataforma con ruedas para atravesar el largo pasillo de la Basílica de San Pedro, no había dado indicios de estar analizando una decisión tan dramática.
Elegido en el 2005 para suceder al enormemente popular Juan Pablo II, Benedicto XVI nunca pareció sentirse cómodo en un cargo que dijo que nunca quiso. El líder católico pretendía retirarse a su nativa Alemania para proseguir con sus escritos teológicos, algo que podrá hacer ahora en un monasterio dentro del Vaticano.
La renuncia significa que los cardenales de todo el mundo empezarán a llegar a Roma en marzo y, luego de reuniones preliminares, se encerrarán para mantener un cónclave secreto.
La Iglesia Católica ha sufrido cada vez más presiones de parte de los cardenales para evitar candidatos europeos y elegir un Papa del mundo en vías de desarrollo, con la intención de reflejar mejor otras partes del planeta donde viven mayoría de católicos y la institución está creciendo.
Juan Pablo II tenía apenas 58 años cuando fue elegido como Papa en 1978 – 20 años menos que Benedicto XVI cuando tomó el liderazgo de la Santa Sede – y algunos comentaristas dicen que la renuncia posiblemente convencerá a los cardenales para que elijan a un hombre más joven.
“Cuerpo y alma”
En su comunicado, el Papa dijo que “de cara a gobernar la barca de San Pedro y difundir el Evangelio, son necesarias tanto la fortaleza de mente como la del cuerpo, fuerza que en los últimos meses se ha deteriorado hasta tal punto en mi que he tenido que reconocer mi incapacidad para cumplir adecuadamente el ministerio que se me confió”.
Antes de ser elegido Papa, el ex cardenal Joseph Ratzinger era conocido por apodos tan severos como “el rottweiler de Dios”, en referencia a su estricta postura en torno a asuntos teológicos.
Luego de unos meses en el papado, mostró un lado más gentil pero nunca obtuvo la clase de popularidad ni atrajo la devoción que marcaron el pontificado de 27 años de Juan Pablo II.
El arzobispo de Canterbury, líder de la comunidad anglicana distanciada con el Vaticano, dijo que se sintió conmocionado con la decisión del Papa pero que la entendía por completo.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que debía respetarse la decisión del Papa si sentía que estaba demasiado débil para cumplir con sus obligaciones. El primer ministro británico, David Cameron, dijo: “Se le echará de menos como líder espiritual de millones de personas”.
Elegido Papa el 19 de abril del 2005 a los 78 años, Benedicto XVI gobernó el Vaticano con un estilo más pausado, cerebral y menos impulsivo.
Elogios y escándalo
Pero aunque los conservadores lo elogian por intentar reafirmar la identidad tradicionalista de la Iglesia, sus críticos lo acusan de buscar revertir reformas y de perjudicar al diálogo con las comunidades musulmana, judía y otras iglesias cristianas.
Bajo su comportamiento moderado se encontraba un intelecto listo para analizar minuciosamente obras ideológicas en favor de la pureza dogmática y debatir ferozmente ante los disidentes.
Tras parecer incómodo al inicio de su papado, comenzó a sentirse gradualmente más a gusto con su labor y demostró que pretendía gobernar el Vaticano a su manera.
Pese a la enorme popularidad de su predecesor -a quien colocó en la vía rápida hacia la santidad y al que beatificó en el 2011- sus asesores dijeron que Benedicto XVI estaba resuelto a no cambiar su estilo para imitar a Juan Pablo II.
El Papa logró mostrar al mundo un lado más amable del hombre que fue el jefe de la doctrina vaticana durante casi un cuarto de siglo.
Tras convertirse en el primer Papa alemán en unos 1.000 años y el segundo pontífice no italiano consecutivo, Benedicto XVI viajó regularmente, realizando alrededor de cuatro itinerarios al año, pero nunca pudo atraer a las multitudes vistas en las apariciones de su predecesor.
Los casos de abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes católicos afectaron profundamente buena parte de su pontificado. El Papa ordenó una investigación oficial sobre casos en Irlanda que llevó a la renuncia de varios obispos.
En el 2012 estalló un escándalo con una fuente mucho más cercana, cuando el mayordomo papal, responsable de vestirle y servirle la comida, fue hallado culpable de filtrar documentos que denunciaban actos de corrupción en los asuntos del Vaticano, lo que generó irritación a nivel global.
Benedicto XVI confrontó el pasado de su propio país cuando visitó el campo de concentración nazi de Auschwitz.
Describiéndose como “un hijo de Alemania”, oró y se preguntó por qué Dios mantuvo silencio ante la muerte en el campo de 1,5 millones de personas, en su mayoría judíos, durante la Segunda Guerra Mundial.
Ratzinger formó parte de las Juventudes Hitlerianas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la participación era obligatoria. Nunca fue miembro del partido nazi y su familia se opuso al régimen de Adolf Hitler.
Pero su viaje a Alemania también desató una de las mayores crisis de su pontificado. En un discurso en una universidad en Ratisbona, citó a un emperador bizantino del siglo XIV al decir que el Islam sólo había traído maldad al mundo y que había sido propagado a punta de espada.
Tras protestas que incluyeron ataques a iglesias en Oriente Medio y la muerte de una monja en Somalia, el Papa dijo más tarde que lamentaba el malentendido causado por su discurso.
Reuters