El régimen adelantó el carnaval. Los sucesos de la cárcel de Uribana, más el dantesco espectáculo ofrecido desde la Asamblea Nacional, son algunos de los elementos que nos llevan a la convicción de que Venezuela está mucho más cerca del infierno que de una situación de normalidad democrática. Ésta llegó a su fin.
No volverá mientras estos mediocres importantizados continúen en su afán de ser más papistas que el papa, con perdón de Su Santidad, Benedicto XVI. El objetivo es prolongar el proceso con o sin Chávez. Para ello tienen que forzar entendimientos internos, tanto en el mundo civil como en el militar, y, por supuesto, destruir toda disidencia externa apelando a las más repugnantes tácticas, contrarias a cualquier consideración ética o legal.
Las acusaciones contra conocidos dirigentes de Primero Justicia son ridículas. Pero la idea es atemorizar criminalizando penalmente a la oposición. Se trata de una nueva escalada que apenas empieza. Incluye a los pocos medios de comunicación que han mantenido con firmeza una línea editorial ajustada a los valores de la libertad y la democracia.
La mediocridad del triángulo que ilegítimamente controla al gobierno está a la vista de propios y extraños. La decadencia de todas las áreas de actividad de la nación, también. En cualquier país medianamente serio del continente o del mundo, estarían activados todos los mecanismos legítimos para ponerle punto final al régimen en el menor tiempo posible.
Con Chávez en el poder era procedente el planteamiento. Ausente, no sabemos en cual estado o condición, recluido en La Habana, Cuba, y sustituido por estos tragicómicos tipos, el punto es tema recurrente en todas las conversaciones entre la gente que cree en los valores superiores de la democracia. Ellos lo saben.
En consecuencia, se esfuerzan en ser más radicales que el enfermo terminal. Saben que sólo podrán mantenerse sobre la base de la represión y la violencia física e institucional. Los servicios de inteligencia y los organismos correspondientes, asesorados directamente por los cubanos, expertos en la materia, trabajan 24×24 para atemorizar a la alternativa democrática, mientras que el crimen organizado sigue haciendo de las suyas. Este carnaval se celebra sin máscaras. No hay.
Un fraterno y solidario abrazo para Claudio Fermín y YasmínRoye.
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