Esta madrugada se trajeron a un Hugo Chávez residual como parte de la maniobra política urdida por el tutelaje cubano. Es un acto literalmente simbólico, parte del circo pseudo-religioso dedicado a las masas.
Frente a esta farsa castro-chavista se alzan los estudiantes venezolanos. La Universidad venezolana, para bien o para mál, ha estado siempre inmersa en el mundo real del país desde que la generación del 28 insurgió contra el sátrapa de la época. Hoy dan, de nuevo, un paso al frente. Hacen el gran gesto que nuestras organizaciones políticas y de la sociedad civil debieran estar haciendo, en lugar de ser pasivas espectadoras de su propia tragedia.
Los estudiantes están frente a la embajada de Cuba para decir lo que toda Venezuela debiera estar diciendo: (1), que es preciso que existan instituciones independientes en el país, no una rochela de payasos; (2), que es inaceptable que el gobierno venezolano sea un satélite cubano, manejado a control remoto desde La Habana. Al hacerlo no calculan las posibles consecuencias personales de su acción, como lamentablemente lo ha aprendido a hacer el politico. No se preguntan que pasará con posición politico, económico o social. Si el ser humano siempre analizara cuanto le costará su gesto todavía estuviéramos en el paleolítico.
Los jóvenes que están frente a la embajada del castrismo invasor deberían estar acompañados de sus padres, de los maestros, de las sociedades profesionales, de los empresarios y los sindicatos, de músicos y deportistas. Estan encadenados frente a la embajada del país invasor para decirle al mundo que todavía quedan venezolanos dignos, capaces de dar la cara. Necesitan el apoyo del país decente.
El chofer habla de ellos como “un tarantín golpista”. Para el malandraje chavista, el genuino y pacífico ejercicio de la protesta ciudadana es visto como “golpismo”, cuando los golpes han sido dados por los traidores que se aferran al poder.
Mañana Martes 19, en Washington, voy a una reunión donde Guillermo Cochez hablará frente a miembros del gobierno estadounidense, de la OEA y de los centros académicos y pensantes de los Estados Unidos. En esa reunión distribuiré un escrito pidiendo que el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas investigue el tutelaje de Venezuela por Cuba.