La forma como el gobierno nacional maneja el estado de salud del presidente Hugo Chávez Frías y su supuesto retorno a Venezuela resulta poco convincente para los venezolanos, porque lejos de informar y resolver la situación cunde la desorientación y la incredulidad.
En el fondo prevalece el recelo hacia los voceros del régimen, quienes dicen hablar, compartir y ejecutar órdenes directamente emanadas por el Jefe del Estado desde su lecho de enfermo cuando la figura de Hugo Chávez es totalmente virtual.
A partir del engañoso “Paquetazo Rojo”, negado una y mil veces hasta ser implantado justamente un Viernes Rojo, rojito para chavistas, opositores y neutrales, los anuncios y aclaratorias del Vicepresidente, Ministros y presidente del Poder Legislativo, se deslizan por el sendero oscuro de la invención y la ficción, como esa de que Chávez se recuperará muy pronto.
Las mejores pruebas del descrédito del gobierno nacional las aporta la sabiduría popular que, en términos de jocosidad, construye mensajes centrados en la mentira oficial, al referir que sólo José Feliciano, Stevie Wonder, Topacio y el cieguito del aeropuerto, vieron llegar en la madrugada a Chávez desde Cuba. O aquella en la cual la mujer quien dice haberlo visto caminar en el Hospital Militar, está dispuesta a ratificar su versión ¡si le pagan por segunda ocasión!
Contra la picardía nacional no existe antídoto capaz de contenerla, ni siquiera una estrategia atemorizante del G2 cubano ni mucho menos una dosis de imprecaciones al estilo de Daniel Ortega. Basta recordar los chistes y caricaturas de Fantoches, de El Gallo Pelón, de El Sádico Ilustrado y, por supuesto, de la Radio Rochela, espacio de parodias y buen humor.
Esa picardía forma de la sabiduría popular, de la idiosincrasia del venezolano, cuyo norte se apunta en ver para creer, tesis opuesta a los aburridos partes oficiales sobre la salud del mandatario y ahora de su llegada.
La estrategia del constante juego de palabras salpicadas de mentiras, medias verdades y quizás verdades, para mantener la confusión nacional sobre el Tema Chávez puede explicarse a través de uno de los textos de Tomas Eloy Martínez, periodista quien en la época de la dictadura en el Cono Sur vivió parte de su exilio en Venezuela.
En El Vuelo de La Reina narra la forma como los funcionarios de gobierno aplican una estrategia engañosa para intentar tapar una olla podrida de corrupción que involucra al propio Presidente de la República: Inventan una visión celestial por parte del primer mandatario para aislar al Presidente de la gente y los periodistas e intentar, con ello, cambiar la matriz de opinión.
La escena del Presidente argentino en el escenario divino pretendía tapar el escándalo, como ahora intentan hacer los voceros del gobierno nacional con el Paquetazo Rojo. Sin embargo, a esos Ministros de El Vuelo de La Reina les falló su táctica de la divinidad porque la verdad les explotó en sus caras y salió a relucir por encima de las invenciones extraterrenales.
Acá, en cualquier momento se sabrá con certeza la verdad – verdadera en torno a la situación del Presidente. Mientras tanto, los efectos del “Viernes Rojo”, del desabastecimiento alimentario y la creciente ola de crímenes resultan difíciles de ocultar, aun cuando pretendan copiar el ardid presidencial narrado en la novela de Tomás Eloy Martínez.
@exequiades