Marta Colomina: Los secretos delictivos del chavismo

Marta Colomina: Los secretos delictivos del chavismo

No cabrían en cien páginas los delitos cometidos desde el Gobierno utilizando el ocultamiento y ventajismo sacralizados por unos poderes públicos sumisos a los caprichos presidenciales que han arruinado económica y moralmente el país. Uno de los más vergonzantes ha sido el secretismo sobre la enfermedad terminal de Chávez. Tanto, que en Twitter se convirtió en trending topic la afirmación del psiquiatra austriaco, Alfred Adler (1870-1937): “Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”. Y la verdad sobre el cáncer presidencial -del que le han negado partes médicos al país- parece ser tan peligrosa para el gobierno, que ha sido castigada hasta con pena de destierro, como le ocurrió al Dr. Salvador Navarrete, el primero que nos alertó sobre elsarcoma que padecía el Presidente. En octubre de 2011 anunciaba en la revista mexicana Milenio que Chávez tenía un sarcoma“tumor de muy mal pronóstico (… )Cuando digo que el pronóstico no es bueno significa que la expectativa de vida puede ser de hasta dos años”. Y añadía: “Esto explica la decisión de adelantar las elecciones presidenciales”. Adelanto que, con la anuencia del rojo CNE, constituyó un engaño que costó al erario miles de millones dilapidados en prácticas electorales delictivas (despilfarro que causó la devaluación de este año), además de la incertidumbre política de estar en manos de quienes violan la Constitución para permanecer ilegalmente en el poder. Dos de los muchos insultos de Chávez contra el Dr. Navarrete, “embustero” y “traidor a la Patria”, fueron de los más “publicables”. La persecución fue tan brutal que se vio obligado a salir del país.

Todo apunta a que Chávez está inhabilitado para gobernar: hace casi 3 meses que no ha sido visto, ni oído; a Lula, Evo y Cristina no les permitieron verlo en La Habana. Mucho menos a Ollanta; las muchas contradicciones en los mensajes “oficiales”; y la frustrada reincidencia de Evo Morales: Vino a Caracas pero, por segunda vez, no pudo verlo. En cualquier país del mundo el director del hospital ya habría informado sobre el estado del paciente. En su lugar recibimos la grotesca burla de Maduro, quien en cadena nacional dijo que “Chávez planificó su retorno a Venezuela y decidió anunciarlo por Twitter para ‘acallar rumores’ sobre su estado de salud”. Bueno compañero, -habría dicho, según Maduro, un Chávez intubado- “ha llegado el momento de que yo regrese a la Patria y continuar los tratamientos complementarios en Venezuela ¡Preparen todo para el regreso!”. Las mentiras son tan burdas, que estudiantes están exigiendo al gobierno “que aclare si el Presidente está o no en condiciones de gobernar”. El constitucionalista Gerardo Blyde declara que si “el presidente regresó, y si el tribunal sostiene que está hábil para gobernar, también tiene que estar hábil para juramentarse” y no como dice el PSUV,“cuando el mandatario esté bueno y sano”. El diario ABC publica que “los 32 magistrados del Supremo ya habrían firmado el acta para la jura de Chávez sin haber visto al paciente”. Expertos indican que esa juramentación solo procede con el TSJ constituido en Sala Plena.

Si las cosas siguen como van, el chavismo cubano sin Chávez seguirá violando las normas para mantener el desconcierto ciudadano que le permita seguir ejerciendo ilegalmente el poder. “Gobierno acusa a EEUU y a la oposición, pero guarda silencio sobre Chàvez” titula la agencia Efe, a propósito de lo dicho por la vocera del Dpto. de Estado: “si Chávez quedara inhabilitado permanentemente, la Constitución venezolana requiere que haya una elección para buscar un nuevo presidente”. Tal respuesta constitucional hizo montar en cólera a la cancillería venezolana, en cuyo comunicado deja claro que los usurpadores no tienen en mente unas elecciones libres: “en el marco de la revolución democrática que el poder popular construye desde hace 14 años, la única transición que está planteada es la transición hacia el socialismo bolivariano”.





Maduro es la ficha del chavismo cubano sin Chávez: el mismo que le negó el derecho a un pasaporte a la hija ciega de CAP; el que rechaza medidas humanitarias a Simonovis; quien excluye a Globovisión de la señal de TV digital que la llevará al cierre inminente; el que suscribe los vejámenes contra la jueza Afiuni; el que se frota las manos cuando la Fiscal solicita antejuicio de mérito contra los diputados Mardo y Marcano y el mismo que utiliza obscenamente la enfermedad de Chávez con el fin de controlar el poder para el que no ha sido elegido.

La oposición debe aglutinarse, dejar la dispersión y las respuestas blandengues y plantarle cara a esta pandilla comandada por la satrapía cubana, que aspira a detentar el poder indefinidamente. 

mcolomina@gmail.com