Muchos ingenuos creen que el gobiernito de Maduro determina el grueso de sus actuaciones a partir del debate político con la inútil oposición colaboracionista, a la que por cierto siguen pateando con ensañamiento, porque se ganaron ese desprecio, al calcularle todos sus intereses solo en cantidades de migajas que sigan regateando.
Nada más lejos de la realidad. Este es un gobierno basado en el fraude electoral, institucional y ahora “sobrevenido en estafador testamentario”, que se apoya, desde diciembre, no en la personalidad avasallante de un jefe militar, que se impuso a sus pares uniformados mediante el garrote y la zanahoria, sino que dejó herederos civiles blandengues e improvisados que se mantienen apenas medrando lo que queda del prestigio de inercias del estado despilfarrador y dispensador, de toda clase de privilegios para las cúpulas, pero que NO PUEDE, sin el caudillo que ya se marchó, responder a las exigencias mínimas de urgente satisfacción, emanadas del grueso de las FFAA y particularmente del ejercito, siendo la más grave de todas nada menos que la recuperación plena de la independencia nacional frente al coloniaje castrista.
Desde que participé en la “Comisión de Defensa como diputado de la Constituyente” y recorrimos unas 20 instalaciones militares, para discutir con los cuadros militares superiores como diseñar el futuro del Estado venezolano, vi y sentí como ya no sería posible seguir aparatándolos, como antes, de las decisiones fundamentales de la nación, Chávez gobernó 14 años, aunque fuera estafándolos, a nombre de su participación.
Por esta razón no se negará ahora, que cuando termine el protagonismo de Chávez, en esta tragedia real o bufa, NADIE podrá imponer que se discuta y se acepte por ejemplo, que vuelvan los viejos privilegios del sector de la burguesía que los rojos acorralaron en estos 14 años, pero tampoco podrán seguir en la manguangua del saqueo de fondos públicos la nueva boliburguesía, montada por los mismos rojos, que se hizo mixta al cruzarse con muchos de los añejos, sobre todo banqueros y grandes importadores de décadas pasadas, que ganaron mas millones en estos años que los amasados y sumados en tiempos pretéritos, desde los Welsares en 1528 y cuando andaba Guacaipuro por el Valle de Los indios Caracas, hasta 1998 fecha en que empieza el poder chavista y toma cuerpo la colonización castrista.
Nadie podrá, y menos disfrazados de “progresistas”, volver a las viejas fórmulas de representatividad, como fue el bipartidismo asfixiante y menos que menos podrán recrearse los rasgos y vicios que tienen en común aquel régimen de “Punto Fijo” con este demencial experimento político del chavismo. Me refiero por ejemplo al caudillismo, bajo su fórmula presidencialista, de ya muy probadas consecuencias ruinosas, que por suerte está en transe de ser sepultado por los herederos bastardos, sobre todo desde que hicieron evidente su entreguismo a los tiranos cubanos.
En cierto sentido la consigna “NO VOLVERÁN” es válida y tiene una fuerte carga emocional, solo que habría que agregarle que tampoco sigan depredando los beneficiarios del propio parasitismo del PSUV, para de esa forma hacer visible que ningún factor político-financiero-
No se trata de arrancar con otra etapa de proscripciones, pero deberá ser entendido que si la nación no cierra estos ciclos de corruptelas generalizadas, sencillamente no tendremos destino como sociedad y Estado moderno y civilizado.
No me refiero a perseguir personas o liderazgos particulares, ni hablo de segmentos sociales, se trata solamente de determinados grupos de interés, que habiendo acaparado poder político y financiero determinante, resultaron gestores de grandes latrocinios y también gestores fracasados, como segmento gerencial, que deben serán desechados bajo el régimen que viene.
¿Alguien con elemental sindéresis puede sostener que pueda o deba sobrevivir, por ejemplo, la mafia Ramírez de la PDVSA rojita, o las mafias de CADIVI, de la banca pública, las mafias militares ligadas al narcotráfico, etc.?
Aunque lo lógico y deseable es auspiciar una salida solo política y constitucional, para la situaciones de impasse como la que padecemos, es necesario agregar que el liderazgo sifrino de la llamada oposición es de tal incapacidad manifiesta, que ni siquiera se encuentran en el radar de los que propongan un cambio de régimen, porque en esa MUD no pudieron, porque en realidad nunca quisieron, ser una alternativa política viable para la Venezuela atascada en la agonía del chavismo.
Por ello es que se piensa que inevitablemente se va a una etapa de protagonismo militar, considerada como la única fuerza real que puede intentar la cohesión de la republica en esta hora de desastres.
Analicemos entonces el escenario previo. Si es cierto, como se dice, que hay un centenar de generales y coroneles “en sus casas” y que otros centenares de generales “chavistas”, de las cúpulas y a la cabeza de las FFAA, se aglomeran en ministerios, gobernaciones y empresas del Estado, sin poder de comando, habría que preguntarse qué es lo que harán, como actuarán, al día siguiente de anunciarse la muerte de su mecenas y promotor y queden al garete.
Es un hecho que debajo de esas cúpulas sigue luego el segmento de oficiales superiores y medios de decisiva cualidad castrense, unos 1500 oficiales, con más de 12 años y menos de 24 de servicio, formados en la institucionalidad anterior, que quedarán sin tutelas de mando único.
Es lógico imaginar entonces que la muerte de Chávez les generará, un protagonismo de improviso, aunque no lo esperen.
Finalmente viene la zafra de oficiales reclutados bajo el chavismo, unos 14.000, sobre los que se desencadenaría la batalla ideológica, y de control jerárquico y orgánico, para ver qué tipo de ejército aceptarán, porque el modelo actual deberá ser sustituido por una institución profesional no partidista. Y cueste lo que cueste deberá iniciarse y profundizarse una escalonada depuración radical contra la pirámide de corruptelas, expresadas en “cotos de caza”, peajes administrativos, alcabalas de coimas con comisiones escandalosas etc, etc.
Uno de los problemas más serios y de urgente necesidad de superación viene de la herencia chavista inmediata, que generó toda clase de reordenamientos caprichosos en las FFAA, interferidas por líneas de mando contrapuestas, y una gran improvisación en el manejo del apresto logístico, sobre todo al estar sometidas a las antojadizas tareas NO MILITARES emanadas de órdenes presidenciales.
Todos tienen en común, sin embargo, el desprecio al cuerpo de la “Milicia”, estructurada según cánones ideológicos cubanos, aunque en lo que respecta al pie de fuerza y al liderazgo institucional, nadie podrá discutirle al Ejército su primacía absoluta sobre el resto de las fuerzas: la GN, la Armada, la Fuerza aérea etc.
El tema sobre el que muchos piensan y que tensa los nervios de los que tienen responsabilidades y liderazgo, es que los desafíos son de tal enormidad y complejidad, para imponer el desmontaje del aparataje militar comprometido con la defensa del modelo desnaturalizado del chavismo, que es difícil imaginarse su superación y sustitución, sin que ocurra previamente una fractura violenta, en particular contra los segmentos ligados a privilegios insolentes, a prácticas delincuenciales de alta monta (narco-soles) y contra los de ataduras a la disciplina política y chantajista del aparato de tutela castrista cubana.
Por supuesto estos costos serán variables de acuerdo al nivel de resistencia que puedan ofrecer, para querer imponer quedarse, y habrá que evaluar factores como la densidad y determinación de los miembros de la infiltración cubana masiva. Pero igual preocupan sobremanera las zonas bajo control de las FARC, las incidencias del terrorismo islámico, entre otros temas.
Las dudas que imagino paralizan a los oficiales de mayores responsabilidades de un eventual protagonismo de reordenamiento institucional armado, lo que sin eufemismos llamaremos pronunciamiento militar dictado por “Razones de Estado”, nacen de poner por delante, como es lógico, el análisis de los peligros reales y potencialmente catastróficos, que nos pueden llevar a una “libanización” del país, con zonas bajo control armado o delincuencial y/o terrorista de todos los colores, según sean las cuerpos armados y anarquizados que dicten su ley e impongan intereses centrífugos al poder de Estado de la republica.
De no darse ese sombrío escenario, que es la alternativa probable ante el fracaso de un “golpe seco”, de abrupto cambio de autoridad con jerarquía y programa de gran solvencia política y estratégica, van quedando solo las otras opciones, que quizá sean aun peores, por ser muy complejas de imaginar y aun mas de implementar, dado que implican la pérdida de la independencia o nuestra amputación territorial.
Quienes se han paseado por esas otras opciones, que eviten una confrontación con el “stablissment cubano castrista”, les paraliza solo pensar que está absolutamente descartado que sean viables o “tragables”, como aquellas que van hasta agotar pacientes esfuerzos de negociación, pagando altos precios, por ejemplo al estado chulo castrista cubano, la gran “herencia” de Chávez, bajo la forma de una especie de tributo por compra de paz y la repatriación no conflictiva de sus decenas de miles de efectivos militares, milicianos y policiales estacionados aquí.
Llega a pensarse que eso es preferible a propiciar, por nuestros arrebatos, otro escenario aun peor, que terminaría por convertir nuestro país en epicentro de un gran conflicto geopolítico regional y verlo convertido en pasto fácil de apetencias territoriales de vecinos, en medio de una abrupta debilidad de nuestro Estado nacional, que deriven ventajas de cálculos leoninos para ellos, tras ese eventual conflicto interno, internacionalizado.
Porque si se desencadenare un escenario bélico regional, habría que precaverse contra la hipótesis de perder el Golfo de Venezuela con Colombia, o nuestra gran riqueza amazónica con Brasil, que son las presas más codiciadas que nos llevarían a una aciaga reivindicación irrendentista permanente posterior, que nos consumiría por una o dos décadas.
Si algo queda claro de las discusiones políticas del sector castrense, es que en lo sustancial el chavismo no va más, por lo menos en su gangrena castrista que hipotecó la independencia nacional. Tampoco sigue el estatismo y el populismo que destruye las bases económicas de un estado moderno.
Pero la llamada “Cuarta” tampoco volverá, porque fueron sus vicios los que llevaron a la insurgencia del 4 F y al advenimiento del chavismo.
Estamos hablando que la mayoría sensata de las FFAA, se está planteando la necesidad de un Nuevo Estado constitucional, un nuevo régimen que supere el caudillismo, el presidencialismo, que dé paso a fuerzas de control ciudadano sobre las instituciones y que devuelva el país a una senda democrática y a relaciones geopolíticas saneadas, de tanta peste ideológica que maltrata nuestros intereses económicos y la búsqueda de nuestros equilibrios sociales.
Se habla de un reordenamiento político, social, económico, militar, de recuperación de la soberanía hoy hipotecada a Cuba, se quiere un realineamiento geopolítico dictado por nuestros intereses, como nación democrática y con vocación eminentemente pacifista y ello implica una selección de un nuevo liderazgo que ni está en la MUD, ni en el gobiernito de la fracción de Maduro-Jaua, entregada a los cubanos.
¿Quisiera Maduro ser un presidente real de la Republica de Venezuela? Solo podría hacerlo ejecutando un imposible: romper visiblemente con la tutela castrista y abrir un gran diálogo nacional con la oposición para reconstruir institucionalmente el país, sanearía a fondo el sistema electoral y competiría con lealtad y transparencia con una oposición re-conceptuada con la que comparta el destino institucional… pero si hiciera eso lo cuelgan de un poste sus huestes fanatizadas, es explicable entonces que se conforme con que será sólo como aquellos jefes por 9 días de la tienda SEARS, una ficción de patrón que era un simple títere de los dueños reales… Entonces no envidien a Maduro, el hace lo que puede pero “no se le dá” eso de ser sucesor de Chávez.