Texto: mujerhoy.com
Por si no fuera bastante con lo que pagas para mantener la casa caliente, ahora resulta que también te cuesta la salud: cuanto más alta es la temperatura, más peso extra podrías estar sumando. La explicación es sencilla de entender… en principio. En la actualidad, nos vemos tan poco expuestos al frío que ya no tenemos que quemar tantas calorías para mantener nuestra temperatura corporal normal (de entre 36º y 37º).
Sistemas de calefacción eficaces, aislamiento térmico, desplazamientos en coche, compras y hasta ocio on line… podrían ayudar a explicar la presente epidemia de obesidad a través de dos factores. Primero, porque nuestro organismo no tiene tanta necesidad de activar mecanismos fisiológicos que requieren gasto de calorías para elevar la temperatura corporal; y segundo, porque, al movernos menos, dejamos de gastar las calorías que consumiríamos con la actividad física.
Uno de los expertos que más saben de obesidad en el mundo y, en concreto, de los procesos metabólicos que favorecen ese problema, es el profesor Antonio Vidal-Puig, director científico del Institute of Metabolic Science Cambridge Phenomics Centre de la Universidad de Cambridge. “La difusión de la calefacción central ha supuesto un antes y un después en la relación de los humanos con las temperaturas bajas –explica–. En un trabajo reciente, observamos que la temperatura en las casas de EE.UU. y el Reino Unido ha aumentado una media de cuatro o cinco grados en los últimos 50 años, cuando la epidemia de obesidad se ha hecho evidente.
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