Frente a la multiplicación de las agresiones sexuales contra mujeres manifestantes en Egipto, algunas de las víctimas se atreven a romper el silencio para obligar a las autoridades y a la sociedad a contrarrestar esta forma de “terrorismo sexual”.
Recientemente, muchas víctimas se han atrevido a hablar, a rostro descubierto por televisión, sobre el calvario que vivieron, declarando que no se dejarán intimidar por la violencia que, según ellas, tiene como propósito apartarlas de la vida pública.
“No somos víctimas, somos revolucionarias. Lo que nos ocurrió nos hizo más fuertes y seguiremos protestando” en las calles, dijo en el canal privado Dream 2, Aïda al-Kachef, una activista que fue agredida.
El acoso contra las mujeres en Egipto, que se manifiesta a través de comentarios obscenos o agresiones físicas, no es nuevo. Pero desde que estalló la revuelta que derrocó a Hosni Mubarak hace dos años, las mujeres que protestan en la plaza Tahir son regularmente blanco de ataques.
Grupos de hombres, a veces armados con cuchillos, desvisten a las mujeres, las manosean violentamente y las penetran con sus dedos.
Yasmine al-Baramawy, agredida en margen de enfrentamientos en noviembre, marcó a la opinión pública, al mostrar en un “talk-show” de gran audiencia el pantalón, rasgado por sus agresores, que vestía el día de su agresión.
“Me acorralaron y comenzaron a cortar mi ropa con cuchillos”, relató a la AFP.
Después, la multitud la acarreó por varios metros hasta que finalmente residentes de un barrio vecino la socorrieron.
“No me sentí triste o herida en mi dignidad. Me sentí en enfadada, y quiero que se haga justicia”, dijo la joven.
“Excluir a las mujeres de la vida pública”
Para tratar de contrarrestar la denegación recurrente tras este tipo de agresiones, las iniciativas se multiplican desde hace unos meses.
Varios grupos han sido creados, a la imagen de Operation Anti-Sexual Harassment, que reúne a voluntarios que patrullan en la plaza Tahir — donde la policía está en gran medida ausente– y proporcionan apoyo médico y psicológico a las víctimas.
El 25 de enero, día en el que miles de egipcios festejaron el segundo aniversario del levantamiento, al menos 19 mujeres fueron agredidas, de acuerdo a Operation Anti Sexual Harassment.
“Estos ataques tienen como objetivo excluir a las mujeres de la vida pública y castigarlas por su activismo político y por su participación a las manifestaciones”, declara el grupo.
“Queremos que el término ‘acoso’ ya no sea utilizado. Se trata de terrorismo sexual”, dijo a la AFP Inas Mekkawy, integrante del movimiento de defensa de los derechos de las mujeres, Baheya Ya Masr.
Además, las víctimas se enfrentan a la indiferencia de las autoridades y de gran parte de la sociedad.
“Se pregunta (a la víctima): `¿Qué hacías en la plaza Tahir? ¿Qué vestías? ¿A qué hora fuiste´”, relata a la AFP Soraya Bahgat, miembro de Tahrir Bodyguard, un grupo que tiene como misión proteger a las mujeres en la céntrica plaza y organiza cursos de defensa personal.
Algunos miembros del Senado, dominado por los islamistas, levantaron la ira de los activistas, al decir que las víctimas tienen una parte de responsabilidad porque “ellas saben que están en medio de gente peligrosa”, según informó la prensa local.
Por su parte, Abu Islam, un polémico predicador islamista y dueño de un canal de televisión, declaró que “esas mujeres desnudas, que no llevan el velo” van a la plaza Tahir para “ser violadas”. AFP