Pedro Almodóvar es el responsable de disparatadas y estupendas comedias como “Mujeres al borde de un ataque de nervios” o “¿Qué hecho yo para merecer esto?”, pero parece que el paso de los años y el haber estado centrado en el drama le ha hecho perder el pulso a este género.
Alicia García de Francisco/EFE
“Los amantes pasajeros” ha levantado gran expectación por su regreso a la comedia y por el, a priori, excelente reparto con el que cuenta: Javier Cámara, Raúl Arévalo, Carlos Areces, Cecilia Roth, Lola Dueñas, Antonio de la Torre, Blanca Suárez, Hugo Silva, Paz Vega, José María Yazpik o Miguel Ángel Silva. Sin olvidar los cameos de Antonio Banderas y Penélope Cruz.
Pero las expectativas no solo no se cumplen sino que se ahogan en un mar de confusión, de hilaridad mal entendida, de manidos estereotipos y de personajes imposibles de creer.
Los actores tienen muy difícil hacer creíbles unos personajes apenas esbozados y que no se sostendrían ni en la comedia más disparatada.
La obsesión de todos ellos por el sexo roza el esperpento y la falta de un hilo conductor de peso impide que la narración avance, por lo que la película se estanca de principio a fin en un bucle del que no sabe salir.
La historia parte de un pequeño accidente en la pista de Barajas que estropea un tren de aterrizaje de un avión que se dirige a México cargado de estos curiosos personajes.
Un habitáculo limitado, la cabina de clase business, con el apéndice de la cabina de los pilotos, es el escenario en el que se desarrolla una historia creada a retazos y con espacio para el lucimiento de cada personaje, desde los amanerados azafatos -Cámara, Areces y Arévalo- a la vidente virgen -Dueñas-.
Pero ni por separado ni juntas las historias tienen ninguna coherencia y ni siquiera llegan al nivel de la comedia absurda estilo “Aterriza como puedas”.
Ni Cecilia Roth consigue sacar nada de su personaje, ni Cámara -pese a su esfuerzo-, puede hacer otra cosa que sobrevivir con cierta dignidad al desastre. Tampoco Dueñas acierta con el tono naif necesario del suyo y sólo De la Torre y Yazpik parecen salir más o menos indemnes de la aventura.
Porque ni la historia ni los diálogos tienen gracia, pese a que “Los amantes pasajeros” cuenta con algunos elementos potencialmente interesantes.
La crítica nada sutil pero muy bien llevada de la crisis y la corrupción política española a través del personaje de José Luis Torrijo o el uso del teléfono público del avión para enlazar las historias de los viajeros con las de sus vidas en tierra firme.
Lo que no es suficiente para mantener el interés por una película muy cuidada estéticamente y con pequeñísimos destellos del genio de Almodóvar, pero que demuestra claramente que el realizador manchego necesita más rodaje para poder ofrecer comedias como las que él sabe hacer.
“Los amantes pasajeros” llegan a los cines españoles mañana y en Latinoamérica se estrenará a partir del 21 de marzo. EFE