Las calles desiertas en el día de funeral de Chávez y juramentación de Maduro

Las calles desiertas en el día de funeral de Chávez y juramentación de Maduro

(Foto Efe)

Las calles de Caracas, normalmente colapsadas por un caótico tránsito automotor, lucen hoy casi vacías a la espera de los funerales del presidente Hugo Chávez y de la asunción del vicepresidente Nicolás Maduro como jefe de Estado encargado.
Solamente grupos de chavistas que se dirigen con banderas del país en sus manos hacia la Academia Militar, en el centro de la ciudad, donde se encuentra el féretro de Chávez desde su fallecimiento, el martes pasado, destacan entre los escasos vehículos que circulan.

El Gobierno ha calculado que más de dos millones de personas se han movilizado en el país con el propósito de ver al gobernante.

A la desértica estampa que proyecta Caracas, lo que se repite en ciudades del resto del país, contribuye la suspensión de las actividades laborales y educativas, decretada por el Gobierno.





Entidades como la Cámara Venezolana de Centros Comerciales (Cavececo) ya había pedido a sus afiliados no trabajar este viernes “en acatamiento al luto nacional y para colaborar con la tranquilidad del país”.

Adicionalmente, la gubernamental Superintendencia de Bancos (Sudeban) dispuso que este viernes también fuera un “día no laboral en todas las entidades bancarias del país”.

Maduro, que tras los funerales de Estado asumirá como presidente encargado en una ceremonia prevista en la unicameral Asamblea Nacional (AN, parlamento), firmó su primer decreto como tal el pasado miércoles, cuando declaró el duelo nacional durante siete días.

La medida implica que la bandera nacional permanezca izada a media asta y la prohibición de festividades y celebraciones.

Maduro anunció ayer que el cuerpo de Chávez permanecerá al menos una semana más en la Academia Militar para que pueda ser despedido por todo quien lo desee, tras lo cual será llevado embalsamado a un centenario edificio castrense, asimismo en el centro de Caracas, donde será exhibido en un féretro de cristal. EFE