El pasado 05 de Marzo de 2013 quedara en la historia venezolana como una emblemática fecha de cierre de un ciclo y apertura de nuevos tiempos. El fallecimiento de un Presidente en el ejercicio del poder es un hecho que pocas veces se había presenciado en nuestro país. Los venezolanos venimos de vivir meses sintiendo una terrible incertidumbre tras conocer la situación de la salud de Hugo Chávez. Lamentablemente, la incertidumbre no ha terminado, pues el rumbo político del país no termina de definirse con claridad y transparencia, y por eso nuestro llamado es al respeto de la Constitución en estos momentos para así garantizar la paz y el imperio de la ley.
Redacción
Ante esta realidad quiero enfatizar que hoy mas que nunca Venezuela necesita unidad, y con esto no me refiero únicamente a la unidad dentro de la oposición o del chavismo, sino a la reunificación nacional de un país que ha sido dividido tras años de discurso de odio, revanchismo y confrontación. Espero que después del fallecimiento del Presidente de la República, que muchos venezolanos lamentan, el gobierno nacional adopte una postura sincera de unidad y reconciliación que el propio Hugo Chávez solicitó tras su última victoria electoral del pasado 7 de octubre. Un aspecto fundamental de esta reconciliación, unidad y llamado al dialogo es la necesaria y justa liberación de los presos políticos y retorno de los exiliados. Por ejemplo, el pasado viernes se celebró el Día Internacional de la Mujer y una presa política como lo es María de Lourdes Afiuni lo conmemoró viviendo un año más en el injusto encierro que atenta contra su libertad pero también contra su estado de salud. Sería muy humano pero sobre todo muy justo que este gobierno habiendo sufrido una lucha contra el cáncer, entienda que no se puede hablar de defensa y respeto a los Derechos Humanos cuando existen ciudadanos cuyos derechos son vulnerados como es el caso de la Dra. Afiuni y de tantos otros presos políticos y de miles de venezolanos que son victimas de la violencia, de asesinatos, la inseguridad, persecución y exilio.
Los venezolanos tenemos que entender de una vez por todas que nos une un país y que no existe en la historia universal un ejemplo de alguna nación dividida que haya logrado progresar. El reto que se nos presenta en este nuevo periodo histórico es enorme, pero si lo asumimos con responsabilidad, sentido de pertenencia, venezolanidad y prudencia, nuestro país saldrá adelante y la historia que escribiremos junto a las nuevas generaciones, la de nuestros hijos y nuestros nietos, será distinta a la que nos ha tocado vivir a nosotros.
Tenemos venezolanos que continúan viviendo en la pobreza, en refugios, con hambre, enfermos, en condiciones inaceptables e injustificables para la Venezuela que merecemos tener en este siglo. La construcción de un mejor país no está en manos únicamente de un gobierno, sino en manos de cada una de las personas que nacimos, crecimos y vivimos aquí y que creemos en la construcción de una nación más justa, más tolerante, más inclusiva y más humana.
En este orden de ideas seguiremos aportando nuestro trabajo diario en bienestar de todas y cada una de las familias venezolanas, de quienes han decidido quedarse, de los extranjeros que un día confiaron en el progreso que como país llegamos a ofrecer y de todos los que siguen apostando por una Venezuela que nos merecemos, llena de oportunidades, sin injusticias ni rencorosas divisiones que nos han hecho tanto daño. Comencemos a escribir la nueva etapa de nuestra historia en base a un debate de ideas, llegó la hora de avanzar.