Pallarols ya tiene diseñado el primer boceto del cáliz que presentará al Sumo Pontífice este domingo en la capital italiana, junto a una cruz y un bolígrafo, también de plata, regalo de dos amigos del hasta ahora cardenal Bergoglio.
“El diseño trata de ser un dibujo simple, un cáliz sencillo de forma, aunque seguro que Francisco lo va a modificar para simplificarlo aún más”, explicó hoy el orfebre en una entrevista con Efe.
Aun así, Pallarols, descendiente de una familia de artesanos catalanes que trabajaron para los papas León XIII, Pío XI y Pío XII, le propondrá que la decoración principal “sean los golpecitos de los millones de personas que van a participar en su elaboración”
“Que sea como un martillado muy fino, como símbolo de eso que dice él de que vamos a empezar a trabajar todos juntos y a empujar hacia el mismo lado”, dijo.
La primera parte de la transformación del lingote de plata en cáliz durará entre tres y cuatro meses, “dependiendo del martillado y la decoración”.
“Una vez conseguido el espesor adecuado -proceso que se realiza en apenas una hora-, se le da forma a la copa durante tres o cuatro días”, explicó Pallarols.
El acabado final dependerá de la cantidad de gente que lo “puntee”.
“El número de personas es ilimitado. Lo puede hacer una sola o miles”, señaló el artesano, que también elaboró la empuñadura del bastón de mando de la actual presidenta argentina, Cristina Fernández.
“En ese trabajo participaron más de 3 millones de personas y para ello recorrí durante 14 meses todo el país, pueblo por pueblo, con un promedio de unos 30.000 golpes por día”, precisó.
El cáliz que usará el papa Francisco para celebrar sus homilías iba a formar parte de una exposición que abrirá sus puertas el próximo mayo en el Vaticano.
Después, la copa sagrada se quedaría como recuerdo en la galería de la Santa Sede.
“Cuando renunció Benedicto XVI pensamos que fuera para el nuevo Papa, y finalmente va a ser para un Papa argentino, al que conocemos, con el que tenemos cierto grado de amistad y del que sabemos sus gustos”, indicó Pallarols.
Hijo, nieto y biznieto de orfebres, Pallarols conoce al nuevo Papa desde mucho antes de que fuera cardenal, cuando era rector de la Universidad del Salvador, en Buenos Aires.
“Después, cuando empezó a ser más conocido y viajó a Alemania trajo unas estampitas de la virgen de Saint Denis. De ellas hicimos el cuño y fue la primera medalla que se hizo en el mundo en relieve. Sería muy bonito que el cáliz llevara una copia de esa medalla”, dijo.
El orfebre recuerda el viaje que realizó a Roma junto al entonces cardenal Bergoglio para llevar el cáliz que también elaboró para Benedicto XVI.
“Hemos paseado, convivido, salido a comer y siempre se mostró como una persona muy sencilla. A mi me decía: ‘no me digas monseñor, dime Jorge’. Tenía el recato de no mostrarse como obispo ni cardenal. No tenía ropa con ribetes rojos. Si no era a una ceremonia, salía con su sotana negra. No se sentía cómodo”, explicó.
“De hecho -añadió- ahora no usa los zapatos de papa, esos escarpines a los que alguna vez les hemos hecho las hebillas de plata”.
Tras viajar a Roma para presentar el boceto al nuevo papa, y con los retoques hechos, Pallarols regresará a Buenos Aires para ponerse manos a la obra.
“Vamos a tratar de, sin ponerle el escudito del San Lorenzo de Almagro -el equipo al que es aficionado Francisco-, que es poco litúrgico, hacer algo que a él le deje muy contento”, bromeó el orfebre. EFE