Una persona que murió recientemente de rabia en Maryland, este de Estados Unidos, contrajo la enfermedad a partir de un trasplante de órgano realizado hace más de un año, dijeron el viernes autoridades sanitarias de Estados Unidos.
El paciente falleció a principios de marzo. Pruebas posteriores del tejido del donante y del paciente trasplantado confirmaron que ambos tenían un tipo de rabia vinculada con los mapaches.
La agencia federal de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) dijo que estos casos son extremadamente raros: en Estados Unidos suele haber sólo entre uno a tres casos de rabia humana diagnosticados anualmente.
“En Estados Unidos, sólo hay registro de una persona que murió a causa de un virus de la rabia en mapuches”, dijo el CDC en un comunicado, que no identificó el sexo del donante o del receptor, o el órgano infectado.
Los médicos no sospecharon que la rabia hubiera sido la causa de muerte del donante, que murió en Florida en 2011, y no se le hizo la prueba de la rabia antes de que su corazón, su hígado y sus riñones fueran donados, según el comunicado.
Los órganos fueron enviados a pacientes en Maryland, Illinois (norte), Georgia y Florida (sureste).
Los otros tres receptores de órganos del donante fueron localizados y están siendo tratados con vacunas contra la rabia, según el CDC.
“El trasplante de órganos se realizó más de un año antes de que los síntomas se desarrollaran en el receptor y que éste muriera de rabia”, agregó.
“Este período es mucho más largo que el típico período de incubación de la rabia, de uno a tres meses, pero es coherente con los informes de casos anteriores de períodos de incubación largos”, precisó.
El CDC señaló no obstante que a pesar de este caso, los beneficios de los trasplantes de órganos “por lo general son mayores que los riesgos.”
“Todos los posibles donantes de órganos en Estados Unidos son examinados para determinar si pueden presentar un riesgo de infección”, dijo, y señaló que normalmente se hacen pruebas para detectar VIH y hepatitis.
“Si no existe sospecha clínica, las pruebas de laboratorio para detectar rabia no se realizan rutinariamente, ya que es difícil confirmar los resultados en el corto período de tiempo que los médicos tienen para mantener los órganos del donante viables para el receptor”. AFP