El baile de caras y puestos que ha vivido China al más alto nivel en los últimos meses ha tocado a su fin. La Presidencia, el Consejo de Estado, la Asamblea Popular y otras importantes instituciones como la Comisión Militar Central, el Tribunal Popular Supremo y la Fiscalía Popular Suprema se han renovado para dejar paso a una nueva generación de políticos chinos, publica el portal zaichina.net.
De un vistazo y resumiendo mucho, estas son las personas que han ascendido en los últimos días a los puestos más relevantes del Estado.
A esta renovación de las principales instituciones del Estado hay que añadir la que se produjo en el seno del Partido Comunista en noviembre, tras el XVIII Congreso del PCCh. Fue allí cuando Xi Jinping se convirtió en secretario general del Partido y Li Keqiang en el número dos, anunciando sus recientes nombramientos como presidente y primer ministro. Esta superposición administrativa de Partido y Estado (donde el primero casi siempre tiene prioridad) se reproduce a nivel local y en la mayoría de administraciones, empresas públicas y gobiernos locales.
Ante la necesidad de reformar el modelo económico y de reducir las desigualdades en el país, los nuevos líderes chinos han gozado de una transición rápida y en principio completa. Jiang Zemin llegó al poder prácticamente de rebote y estuvo durante muchos años subordinado a Deng Xiaoping; cuando Hu Jintao se convirtió en el número uno del Partido en 2002, tuvo que aguantar casi otros dos años más para poder llegar a lo más alto del ejército. En esta ocasión, sin embargo, Xi Jinping ha tomado casi de golpe el control del Partido, el Ejército y el Estado, en la que puede ser considerada como la transición más pacífica, ordenada y previsible (con la excepción de Bo Xilai) de la historia del PCCh.