El papa Francisco propuso el viernes ampliar el diálogo con el islam y ofreció una rama de olivo a China y otras naciones que no mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
En su primer discurso sobre política exterior, Francisco pronunció su mensaje en italiano en vez del tradicional francés, otro indicio de que el pontífice nacido en Argentina no se siente cómodo hablando otros idiomas que no sean el italiano y el español.
La ocasión fue una audiencia con embajadores de los 180 países que tienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, en la que Francisco explicó que trabajará por la paz, por los pobres y para “tender puentes” entre los pueblos. Recordó que incluso su título de “pontífice” significa constructor de puentes.
El papa dijo que era importante intensificar el diálogo entre las religiones, “particularmente con el islam”, y profundizar el alcance de la Iglesia a los ateos.
Las relaciones del Vaticano con el islam tuvieron asperezas durante el papado de Benedicto XVI: enfureció a los musulmanes con un discurso en 2006 cuando citó a un emperador bizantino quien dijo que algunas de las enseñanzas del profeta Mahoma eran “malévolas e inhumanas”. Y en 2011, el prominente instituto de enseñanza islámica en el mundo musulmán suní, Al-Azhar, en El Cairo, congeló el diálogo con el Vaticano para protestar el reclamo de Benedicto XVI de que haya mayor protección a los cristianos en Egipto.
Sin embargo, el Vaticano dijo el viernes que el principal imán de Al-Azhar, jeque Ahmed el-Tayyib, envió un mensaje de felicitación a Francisco por su elección y manifestó la esperanza de que haya cooperación entre ambas religiones. Es un posible indicio de un deshielo en las relaciones con la llegada de un papa cuyo interés en el contacto interreligioso está bien documentado cuando era arzobispo de Buenos Aires.
Francisco también dijo que deseaba iniciar una “travesía” con las naciones que todavía no tienen relaciones con el Vaticano.
Benedicto XVI consideraba una prioridad la mejora de relaciones con China, dados los millones de feligreses que pertenecen a la Iglesia católica clandestina china, pero persisten las tensiones, particularmente por la ordenación de obispos. China insiste en ordenarlos, mientras que el Vaticano considera que solamente el papa puede hacerlo.
Beijing felicitó a Francisco por su elección pero dijo que el establecimiento de relaciones formales dependía de que el Vaticano cortara sus vínculos diplomáticos con Taiwán y cesara las actividades que China considera interferencia en sus asuntos internos, una referencia a la designación de obispos.
La Santa Sede tampoco tiene relaciones diplomáticas con Arabia Saudí. Por su parte, Sudán del Sur entabló relaciones con el Vaticano el mes pasado. AP