El Nazareno de Los Rastrojos, localidad de Cabudare, municipio Palavecino del estado Lara, es la tercera imagen más antigua de Venezuela, después del Nazareno de San Pablo en Caracas y el de Achaguas en el estado Apure. Yoriana Osío / el-nacional.com
A pesar que no hay nada escrito sobre su origen, se cree que la imagen fue llevada a Los Rastrojos por los padres capuchinos en el año 1687. Se dice también que el Nazareno llegó primero que la Divina Pastora al estado Lara.
La escultura fue restaurada en el año 2006 con ayuda del Gobierno regional por el arquitecto Gustavo Zajac y el artista plástico Harry Shuster, impulsados por el presbítero del santuario, Bogdan Zalewski.
El restaurador sospecha que el Nazareno data del siglo XVII, pues en esa época se trabajaba la madera en color azul. Los historiadores advierten que eso significa que el santo “no está desnudo”.
Un rostro cansado, sudoroso, jadeante y que expresa sufrimiento, así como venas muy bien talladas en manos y pies, son algunas de las características “reales” de esta imagen, lo que indica que quien la talló era un experto con elevado espíritu católico.
Desde todas partes del estado Lara se acercan feligreses para pagar promesa o pedir un favor al Nazareno de Los Rastrojos. Los católicos agradecen a la imagen de muchas maneras; entre ellas, regalan la tela para el vestido que lucirá el Nazareno durante la procesión de la Semana Mayor, cuando es acompañado por la virgen La Dolorosa, las tres marías y san Juan.
Flor Canelón es la hermana mayor de la cofradía de Los Rastrojos. Destaca que 27 grupos pastorales hacen vida en el sector y por turno organizan y limpian el santuario donde permanece la imagen.
En Semana Santa participan todos en la preparación de las actividades religiosas típicas de la fecha, mientras que la cofradía es la única responsable de vestir al Nazareno.
Canelón asegura que vestir al santo es un ritual que requiere de dedicación y fe. La imagen es limpiada con talco sin olor, se frota con algodón cada parte del cuerpo y luego se le coloca la enagua, que es una especie de pijama que lleva puesta antes del vestido. Finalmente, el vestido morado, que siempre es de terciopelo, cubre el cuerpo de la imagen.
Coromoto Rodríguez tiene 22 años haciendo el traje del Nazareno. Hasta el momento ha confeccionado por lo menos 15 piezas, y afirma que seguirá con esta sagrada tarea para agradecer un favor concedido hace años, cuando tuvo a una sobrina enferma. “La niña tenía esclerosis cerebral y decían que moriría a los 15 años, pero gracias al Nazareno vivió algunos años más”.