Iniciemos con un ejercicio memorístico. El presidente del BCV (09/06/2010) expresó: “(…) el Sitme tendrá como función contener el precio del dólar permuta, que es legal, sin ser oficial, y cuyo valor era obtenido en virtud de la oferta y la demanda”. “(…) es un sistema que se retroalimenta, puede durar 50, 100 años”.
En nota de prensa de AVN (20/06/2010) se pudo leer “(…) a diferencia de lo que ocurría en el denominado mercado permuta, en el que la información era difusa, en el mecanismo regido por el Sitme hay claridad sobre quiénes ofertan, quiénes compran y cómo se calcula el precio que rige la negociación”. En agosto 2012 el ministro de Petróleo y Minería admitió que Pdvsa se endeudaba a altas tasas para sostener el Sitme, expresando: “Tomamos una operación a un interés alto. Y no es que lo tomamos a interés alto, sino que estamos creando las condiciones para mantener controlado el dólar a través del Sitme. Y esa ha sido una política exitosa que ha permitido que la inflación esté por debajo de la meta”.
Muy poco tiempo después, la opinión de estos mismos actores gubernamentales varió en grado superlativo. El presidente del BCV en rueda de prensa transmitida por VTV (08/02/2013) expresó “(…) no tiene sentido mantener en el tiempo un sistema que busca el endeudamiento del país y que ya cumplió con sus expectativas”. Por su parte el ministro de Planificación y Finanzas (03/2013) fue enfático al afirmar “¿Por qué creen ustedes que se eliminó el Sitme? Porque era la cobija de los banqueros venezolanos”. “(…) por ese mecanismo se fueron del país 25 millardos de dólares”. “(…) hubo asignaciones de divisas por las cuales el sector privado importó chatarra”. “(…) no se escaparon las empresas públicas y petroleras”.
Sitme inició sus operaciones el 09/06/2010 reemplazando el mercado permuta donde se negociaba un promedio de $ 78 millones diarios. El gobierno consideró que las casas de bolsa operaban especulativamente con los bonos de la República, que colocaban en el mercado interno y de inmediato los permutaban por títulos en dólares que al venderse se depositaba en una cuenta del solicitante en el extranjero. La diferencia entre ambos sistemas (casas de bolsa y Sitme) se focalizó en que el BCV determinaba quienes podían intermediar los bonos, con la implícita autorización del banco intermediario para efectuar la venta. En fin, el Sitme continuó haciendo las permutas, pero ahora bajo la acción directa de las autoridades económicas del gobierno; es decir el BCV decidía sobre las personas y entidades que comercializaban bonos denominados en dólares al igual que fijaba las bandas que servían de piso y techo para la cotización.
Durante los 32 meses de existencia Sitme asignó unos $ 22.000 millones (5.000 en 2010, 9.000 en 2011 y 8.000 en 2012), período durante el cual Pdvsa emitió bonos por unos $ 14.000 millones a favor del BCV, de quien recibe apoyo financiero (¿dinero inorgánico?) en aras de cancelar parcialmente su deuda.
Capítulo aparte merece el señalamiento gubernamental referido a manejos irregulares en las operaciones del Sitme.
Vale recordar que al momento de consignar la carpeta de solicitud, se exigían entre otros recaudos los siguientes: Documento Constitutivo de la empresa; factura numerada Pro-forma con sello húmedo; copia de la inscripción en el Registro de Usuarios del Sitme (Rusitme); número de inscripción en el Sistema de Administración de Divisas (Rusad) y declaración jurada de uso correcto y real de los dólares adquiridos. A tenor de ello y en ese contexto de mea culpa, se debe demostrar voluntad política para investigar a profundidad los casos de importadores “chatarreros”, “sobrefacturadores”, “piedreros” y “ficticios”, al margen de su identidad partidista e ideológica (¿?). En caso contrario, el nuevo Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sidcad) iniciará actividades altamente contaminado.
Publicado originalmente en EMEN