Tener un arma de fuego en casa es obligatorio para los vecinos de la población de Nelson (EE.UU.), mientras en otros lugares del país defienden ese derecho con rebajas en la compra de pizzas o helados para quienes vayan con pistola o rifle.
Esta semana los cinco miembros del concejo de Nelson, una localidad de poco más de 1.000 habitantes al norte de Atlanta (Georgia), votaron por unanimidad una ordenanza muy clara: cada “cabeza de familia” está “obligado a tener un arma de fuego, junto con la munición correspondiente”.
El objetivo es “prever la gestión de emergencias” y, sobre todo, “proteger la seguridad y el bienestar general de la localidad y de sus habitantes”, según la ordenanza, a la que tuvo acceso Efe.
“Queremos mostrar que nuestros vecinos quieren tener armas”, dijo a Efe por teléfono uno de los miembros del concejo de Nelson, Jackie Jarrett.
Se trata, según Jarrett, de demostrar “el apoyo” de los vecinos de Nelson a la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege el derecho a tener y portar armas, en medio del debate nacional sobre si es o no necesario restringirlo para prevenir tiroteos masivos.
Tras uno de esos tiroteos, cometido en una escuela de Newtown (Connecticut) en diciembre que causó la muerte de 20 niños y 6 adultos, el presidente Barack Obama se ha implicado personalmente en una campaña por un mayor control de las armas que ha polarizado a numerosos ciudadanos y dado lugar a iniciativas como la de Nelson.
Jarrett apela a la “responsabilidad” de los propietarios de armas al defender la ordenanza, una medida que califica de “positiva” y que busca dar “más protección” a los habitantes de la localidad.
Las personas pobres, las que sufren alguna discapacidad física o mental, las declaradas culpables de un delito grave y las que se oponen a las armas de fuego por creencias religiosas quedan exentas de cumplir la ordenanza.
La norma aprobada en Nelson imita a otra similar adoptada en 1982 por la localidad de Kennesaw, ubicada a unos 50 kilómetros y también en Georgia.
Kennesaw, con 5.000 habitantes, fijó la obligatoriedad de un arma por hogar en respuesta a una iniciativa de Morton Grove (Illinois) que prohibió su posesión.
Según declaró Pam Davis, una portavoz de Kennesaw, al diario Usa Today, había 11 robos por cada 1.000 habitantes y tras la aprobación de la norma esa tasa cayó a 2,7.
Spring City, en el estado de Utah, también aprobó a comienzos de año una ordenanza que “recomienda” que en cada hogar haya un arma de fuego, mientras que en Byron (Maine) fracasó una iniciativa similar.
Pero los incentivos a poseer armas y a defender la Segunda Enmienda han adoptado otras formas, muchas de ellas no exentas de originalidad y gancho comercial.
Jay Laze, propietario de All Around Pizza and Deli en Virginia Beach (Virginia), ofreció en febrero pasado descuentos de hasta el 15 % a los que llegaban a su restaurante mostrando un arma o un permiso para llevarlas ocultas.
Laze se inspiró en una iniciativa similar de una tienda de helados de South Odgen (Utah), y este mismo viernes otro restaurante de Virginia, ubicado en Leesburg y llamado The Cajun Experience, anunció descuentos del 10 % para los “amigos de las armas”.
A falta de cambios en las normas federales, durante este año seis estados de EE.UU. han aprobado leyes que restringen el acceso a las armas, pero otros diez han adoptado medidas que aumentan la permisividad, de acuerdo con datos del Centro de Leyes para Prevenir la Violencia con Armas.
El presidente Obama abogó esta semana en Denver por “ponerse en el lugar del otro” en el polarizado debate sobre el control de las armas, al defender una reforma en el sistema de verificación de antecedentes penales que impida a los criminales acceder a ellas. EFE