Los mal contados 11.7 millones de desempleados que tiene Estados Unidos empiezan a comprender en carne propia lo que significa el dicho que reza: “Al caído caerle”.
Las oficinas de desempleo en todos los estados de la Unión Americana se preparan para el recorte en programas de apoyo para la búsqueda de empleo, así como en el pago semanal del seguro de desempleo (Unemployment Benefit).
En cualquier momento se reducirá el pago adicional que reciben los beneficiarios del seguro de desempleo, como lo confirma un comunicado que publica el Departamento de Desarrollo del Empleo de California (California Employment Development Department -EDD-).
En primera instancia se trata de la Compensación Adicional Federal (Federal Additional Compensation -FAC-) que equivale a 25 dólares que se suman al pago regular que asigna cada estado a los desempleados que cumplen los requisitos para cobrar el seguro, entre ellos demostrar que buscan empleo activamente.
El comunicado confirma que el proceso de recorte está en efecto y que equivale al 10.7% sobre todos los niveles de extensión de beneficios de desempleo que aporta el gobierno federal. Lo anterior, bajo el proceso de embargo presupuestal (budget sequestration) ordenado por el Congreso y firmado por el presidente Barack Obama.
Eso, en términos prácticos, equivale a reducir el pago de desempleo para los beneficiarios que pasaron las primeras 26 semanas reglamentarias recibiéndolo y que aún siguen buscando un puesto de trabajo.
Lo que pone las cosas más difíciles para los desempleados es que los recortes incluyen la asistencia para búsqueda de empleo y el servicio de referencia y colocación de solicitantes de empleo en potenciales lugares de trabajo. Los recortes debieron comenzar el 31 de marzo pero se habían demorado debido a los trámites administrativos que requieren.
Cansada de llamar a las puertas de decenas de empresas durante los últimos siete meses, Milena Quevedo dejó de buscar empleo, entregó el apartamento donde vivía pagando renta y se fue a vivir con su madre en San Bernardino, California.
Quevedo ahora le ayuda a su mamá que trabaja en la casa haciendo reparación y ajuste de prendas de vestir para la clientela que ha cultivado durante los últimos 15 años, cuando enviudó.
Milena Quevedo, de 23 años, recibió subsidio de desempleo durante 27 semanas después de que perdió el trabajo como asistente de enfermería en una clínica cerca de su casa. “Me cansé de enviar hojas de vida y de asistir a entrevistas sin resultado. Como no pude demostrar que seguía buscando empleo ya no me extendieron la ayuda”, comenta.
Durante el tiempo en que Quevedo tuvo el seguro de desempleo recibió 310 dólares semanales. El promedio de pago de desempleo en California fue de 296 dólares durante los últimos seis meses, según el EDD.
El pago mínimo para un desempleado en California es de 40 dólares por semana y el máximo de 450 dólares, dependiendo de su ingreso los dos trimestres anteriores a la pérdida del trabajo.
En Florida el subsidio está entre 32 dólares y 275 dólares, en Nueva York el promedio es de 303 dólares, en Arizona 213 dólares y en Texas pagan 58 dólares mínimo y máximo 32 dólares semanales.
Para Departamento del Trabajo de Estados Unidos (United States Department of Labor -DOL), Quevedo ya no es desempleada porque dejó de buscar trabajo. La tasa de desempleo llega al 7,6% (11,7 millones).
Según cálculos de la Reserva Federal (FED), revelados por la miembro de la Junta Sarah Bloom Raskin ante la Conferencia Anual de la National Community Reinvestment Coalition, por lo menos un millón de desempleados están fuera de las estadísticas porque abandonaron su esfuerzo de búsqueda.
“Otros ocho millones que se resignan a trabajar algunas horas por semana, aunque buscan empleo permanente, tampoco cuentan en las cifras del DOL”, según Bloom Raskin. De manera que la cifra de desempleo real fácilmente bordea el 13%.
El desempleo tiene muchas caras. Al parecer la pérdida de trabajo no discrimina por raza, género, estatus de inmigración u otras características.
Las cifras muestran que en Estados Unidos 9,2% de los desempleados (1,1 millones) son hispanos, 13.3% (1,5 millones) afroamericanos, 6,7% (0,8 millones) son blancos y 5% asiáticos, entre los grupos más comunes que estudia el Departamento del Trabajo. AP