Una vez, Miguel Otero Silva, solo y exiliado en una isla del Caribe –de esas que luego de tanta esclavitad y explotación han devenido en tierras tristes–, decía que entre tanta bellaza y tranquilidad lo único que le hacía falta era un grupo de venezolanos para sentarse a tomar un trago y mamar gallo, es decir, reírse un poco de lo payasos que son los políticos cuando están en el poder.
Si viviera en este momento, estaría gozando una y parte de la otra porque siempre fue un hombre que se tomó la política con seriedad y expuso su vida por la democracia, pero jamás dejó de ver el lado humorístico y ridículo de lo que ocurría a su alrededor, como corresponde a un venezolano auténtico.
Ayer, la agencia AFP reveló que el hombre humilde que el viernes burló la seguridad y se acercó hasta Nicolás Maduro y le arrebató el micrófono durante la juramentación, fue arrestado. La Fiscalía acusó a Yendri Sánchez, de 28 años de edad, de “ofensa agravada al jefe de gobierno”, y un tribunal ordenó su reclusión en la cárcel de Coro.
El pobre Sánchez, “vestido de rojo, interrumpió, según la AFP, al nuevo presidente durante su discurso de investidura, lo apartó del micrófono y gritó ¡Nicolás, me llamo…!, antes de que se cortara la transmisión televisiva. Se pudo ver cómo el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, intentaba detenerlo. El incidente causó la suspensión por unos segundos de la transmisión televisiva del acto y, tras unos momentos de confusión, el flamante presidente retomó el micrófono”.
Al hombre, el mismo Nicolás lo acusó de “ruptura de protocolo”. ¿A cuántos años de cárcel equivale ese delito? Nadie lo sabe, pero debe existir alguna pena. Minutos después, cuando se le pasó el pánico, Maduro expuso su tesis sobre el asunto. “Ha fallado la seguridad absolutamente, me pudieron haber dado un tiro aquí, dijo al reanudar el discurso”. De alguna manera y sin ser malintencionados varios testigos dijeron que al servicio secreto cubano parece que le deben unos meses de sueldo y se mostró desganado en sus labores de seguridad. Como hipótesis no está mal y habrá que investigarla.
Lo cómico y lo ridículo del asunto es que Sánchez “es aficionado -junto a uno de sus primos- a colarse en actos políticos y musicales”. De acuerdo con los archivos del diario Panorama, por ejemplo, ese medio asegura en su web que los primos han logrado irrumpir también en actos del líder opositor Henrique Capriles y del fallecido presidente Hugo Chávez, en conciertos de los cantantes Servando y Florentino y en galas del Miss Venezuela.
Los medios oficialistas no sabían qué hacer y se produjo una situación peligrosa informativamente, porque era un acto oficial preparado con cuidado y respeto. Para colmo, la televisión oficial transmitió ayer que había ocurrido un sismo en “Boconó, estado Lara”. Hay que temerles a los medios rojitos