La primera purga masiva de Stalin fue contra los trabajadores de la energía y el carbón, porque supuestamente su “ineficacia” era premeditada y producto de una conducta anti revolucionaria y pro imperialista. Después encarceló y asesinó a millones, entre los que figuraron los jefes de la revolución de octubre que junto a Lenin, habían logrado imponer la primera revolución marxista en la historia. La carnicería y brutalidad de Stalin fue tal que persiguió a Troski por todo el mundo hasta que Ramón Mercader, un comunista catalán, logró infiltrarse en su casa en México y asesinarlo. Antes de morir, Troski llamó a Stalin el sepulturero de la revolución Rusa.
Todo indica que Nicolás y Cabello ven con buenos ojos el camino de las purgas, la violencia, la segregación social y el apartheid político, a pesar de las limitaciones que supone el mundo moderno, las redes de comunicación y el aprendizaje cultural dejado por las experiencias fascistas de Alemania y el intento de implantar el comunismo en la URSS.
Hay un debate entre los historiadores e intelectuales acerca de clasificar el stalinismo como un modelo fascista. Yo me inclino por afirmar que hay tantos elementos comunes entre el comunismo ruso y su supuesto enemigo, el fascismo
Alemán o Italiano que podríamos equipararlos, aún cuando es evidente que existen diferencias. Hecha esta aclaratoria, el madurismo, incluyendo a su peor enemigo que es Cabello, si bien se auto califica de marxista, son en realidad una versión criolla de rancio fascismo petrolero. Por ello, la purga que iniciaron en el sector eléctrico, así como la persecución a los trabajadores públicos es una especie de “crimen laboral”, tan abominable como el asesinato, porque deja sin sustento ni seguridad social a cientos de venezolanos cuyo único delito es pensar y ejercer el supuesto más elemental de la democracia: votar libremente.
La “renuncia” o “purga” de Argenis Chávez tiene en ese sentido tres connotaciones altamente relevantes. En primer lugar, Nicolás, que se hace llamar hijo de Hugo Chávez, arremete contra su tío político y emocional, Argenis. Con esta decisión queda al desnudo el pragmatismo artero de Maduro y Cabello y además comienzan a responsabilizar indirectamente al ex presidente fallecido de la crisis eléctrica por haber puesto a su hermano y permitir la ineficacia en el sector. Nicolás, con esta decisión intenta, cual Poncio Pilatos, lavarse las manos en su responsabilidad de 14 años de gobierno. El hijo de Chávez, al dejar solo a su “tío” demuestra que ya de la familia tuvo lo que quería, el poder.
En segundo lugar, deja abierto el camino para seguir haciendo purgas masivas y selectivas en cualquier otro sector de la economía y no atacar la verdadera causa del problema que es la intromisión de comisarios políticos cubanos en la industria, sin ningún perfil técnico o experiencia profesional porque en la Ia isla no existe un sistema interconectado, ni las gigantescas y modernas centrales construidas en la democracia representativa. Señores, el problema no son los profesionales venezolanos, ni la falta de patriotismo de nuestros trabajadores, el problema es el modelo fracaso y anacrónico que defiendes y promueves.
Por último, el caso de Argenis es la primera baja de peso del breve gobierno de Nicolás, bien sea por renuncia voluntaria o por despido, directo o indirecto, demuestra que la ambición desmedida y la irracionalidad de la élite que maneja el poder del Estado no tiene límites. Hoy fue Argenis Chávez y miles de empleados públicos, mañana puede ser cualquiera, desde la misma Cilia hasta el teniente Cabello, razón por la cual la defensa de los resultados del 14A, la exigencia de una auditoría seria y el compromiso con los más necesitados se convierten en una lucha espiritual y épica. Cada vez que toquemos cacerolas, marchemos o realicemos protestas pacíficas y democráticas lo hacemos para que no despidan a un hermano venezolano o el hampa no se lleve a un familiar. Oponerse a la burocracia que nos gobierna convoca por igual a opositores y chavistas porque en definitiva todos somos venezolanos y queremos seguir viviendo en paz y en democracia.
La lucha de @hcapriles no es por el poder en el sentido hedonista que lo usa Nicolás y los enchufados o manipulador como el estilo del esbirro mediático que miente y monta ollas. La lucha de millones junto a Henrique es moral, espitual y ética, de ahí que no estamos apurados, no sucumbimos al cortoplacismo ni buscamos atajos. Firmes, pacientes y pacíficos construiremos un país incluyente, incluso para Argenis Chávez.
Carlos Valero
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