Si a los 30 años uno no tiene un iPhone incrustado con diamantes o un Rolls-Royce con interiores de cuero e iniciales grabadas, es un fracasado: Hong Kong, paraíso fiscal, es el mercado del lujo personalizado -y un poco kitsch- para la nueva opulencia china.
Ubicado en un centro comercial con relucientes pisos de mármol, el DG Lifestyle Store propone satisfacer los caprichos más indecentes de aquellos clientes que no conciben utilizar un teléfono común.
¿El precio para distinguirse de la masa? 200.000 dólares de Hong Kong (20.000 euros).
A ese precio, uno puede comprar un iPhone 5 con carcasa de oro rosa incrustado con diamantes de 7,28 quilates formando el número “5”.
“Es diferente”, explica Cheryl Chan, una hongkongesa que hojea un catálogo de computadores, tabletas y smartphones personalizables a la carta.
“Hay tantas opciones. Sólo busco un color que refleje mi personalidad”, explica la mujer, dispuesta a pagar 10.000 dólares de Hong Kong (1.000 euros) por una capa de azul o verde.
Se espera que China, que representa hoy el 25% de los gastos en productos de lujo mundiales, se convierta en 2020 en el líder de este sector, con el 44% de las ventas globales.
Al igual que en Rusia a principios de la década de los 90, se están constituyendo en China importantes fortunas en el sector inmobiliario y de la construcción, así como en el comercio, la manufactura y el carbón… Y como en Rusia, los multimillonarios chinos tienen gustos ostentosos.
“Les encanta, es especial. No les importa el precio”, asegura la directora de la tienda, Lui Cytheia. “Ellos piensan de esta manera: si tú tienes un iPhone y yo también, ¿por qué tener el mismo?”.
Un habitante de la República Popular China (Hong Kong es una antigua colonia británica y ahora región autónoma china) pasó recientemente un pedido de 70 iPhones personalizados, equivalente a 800.000 dólares de Hong Kong (80.000 euros).
“Es la tendencia actual (…). En el mundo numérico, uno afirma su identidad a través de las redes sociales. En el sector del lujo, (la tendencia es) la personalización”, analiza Mariana Kou de la compañía de cotización CLSA.
Como Salvatore Ferragamo, que propone bolsos en 40 colores diferentes, en piel de lagarto, pitón, avestruz, etc… los grandes marcas fabrican modelos personalizados. Ermenegildo Zegna para los trajes, Rolex para los relojes.
La empresa Rolls-Royce es un modelo en el sector. El 80% de los pedidos de Phantoms son personalizados.
“Ese es el lujo de Rolls-Royce. No se trata de un vehículo genérico sino de un automóvil fabricado para usted”, explica el director Asia de Rolls-Royce, Paul Harris.
El diseñador Stuart Hughes estima que los dos tercios de sus clientes vienen de China.
Un hombre de negocios de Hong Kong le compró un iPhone cubierto de oro y diamantes por 15 millones de dólares estadounidenses (12 millones de euros). Al parecer el iPhone más caro del mundo.
“Los chinos gastan mucho dinero, para ellos o para regalar. Quieren tener un teléfono diferente, con modificaciones únicas”, comenta. AFP