Pese a estar rodeada en todo momento de médicos, especialistas, y enfermeras, que velan por su salud y por la del bebé, la Duquesa de Cambridge, Kate Middleton, ha decidido que nadie mejor que su propia madre, y nada mejor que la nueva casa que sus padres han adquirido reciente en Berkshine, para vivir estos últimos meses antes del parto. Y es que, no hay mejor consejo que el de una madre. diariofemenino.com
A Kate, por lo visto, no le importa mucha la opinión de la casa real británica, que abogaba porque Kate permaneciera junto al Príncipe Guillermo y la legión de médicos que están a su disposición, pero Kate ha convencido a su marido de que es la mejor opción, y que seis semanas pasan muy rápido.
El Palacio de Kensington se encuentra de reformas
Además, el Palacio de Kensington, residencia actual de Guillermo y Kate Middleton, se encuentra de reforma, para acondicionar una habitación para el bebé, y esta no estará finalizada por lo menos hasta después del parto.
La relación entre Carole, su madre, y Kate es fantástica, y recientemente pudimos verlas de compras y muy felices, en las exclusivas tiendas del sur de Kensington, donde ambas repararon en todos los detalles que necesita un bebé, ropa, accesorios y mobiliario.
Siempre estupenda, el look de Kate Middleton sigue marcando tendencia
Ya han pasado dos años desde el día en el que Kate y Guillermo se dieron el si quiero, y siete meses desde que la Duquesa de Cambridge se quedará en cinta. Pese a ello, Kate no deja de lado su agenda, y sigue acudiendo a actos solidarios, siempre con una sonrisa, siempre con ganas de ayudar al prójimo, y además, siempre monísima. Tal es su impacto mediático en la sociedad británica, que marca tendencia se ponga lo que se ponga.
Para muestra un botón. La pasada semana acudió con un vestido blanco de lunares y corte princesa, en su visita a los estudios de la Warner Bros, y dicho vestido, no tardó ni dos horas en agotarse en la tienda Topshop, donde tenía un precio de unos 50 euros. Actualmente puede encontrarse por internet, pero es tal el furor de las féminas británicas por hacerse con uno, que el precio ha subido sustancialmente.