Las máquinas de votación fueron desde el principio un factor clave dentro del plan de Fidel para montar, comenzando por Cuba y Venezuela, un imperio iberoamericano del cual él sería jefe y Hugo el sucesor.
Fidel es conocido como revolucionario, pero también fue un gran agricultor. No plantó matas, sino agentes secretos y empresas de fachada en otros paises. Sus agentes han dormido durante años. Por décadas permanecen silentes para más tarde aparecer como salidos de la nada, siguiendo instrucciones del gran labrador.
Entre los sembrados mas relevantes en Venezuela están Fabricio Ojeda, José Vicente Rangel, Ali Rodríguez Araque, Jesús Carmona, Hugo Chávez, Nicolás Maduro y algún otro prócer en plena actividad. Fidel además de sembrar agentes sembró “empresas” para realizar labores encubiertas, preferentemente del campo telemático, al cual pertenecen las máquinas de votar. SMARTMATIC es un caso emblemático.
La siembra de Maduro se puede contar en pocas palabras. La vida de Nicolas como agente sembrado siguió una trayectoria que lo llevó a cruzarse el 14A con otro producto agrícola de Fidel, el de las maquinitas tramposas de SMARTMATIC. Esa confluencia fatal creo los problemas que hoy vive Venezuela. Explicaré someramente los nexos entre Maduro y las maquinitas para ilustrar como opera a largo plazo esta agricultura del poder sembrado.
El nombre de Maduro aparece por primera vez públicamente al ser electo diputado a la Asamblea Constituyente en el año 2000. ¿Cómo llegó a esa posición tan anodino personaje? Este fue el fruto de un cuidadoso proceso de sembradío, selección y desarrollo de agentes venezolanos hecho por Fidel Castro por largos años. En mi artículo anterior, “El golpe telemático”, describí la trayectoria de Maduro desde finales de los años 70 y principios de los 80, hasta que por instrucciones de Fidel fue nombrado guardaespaldas de Chávez al salir éste de la cárcel en 1994. Para ese momento Fidel conocía el potencial de Chávez y necesitaba poner fichas suyas a su lado, para controlarlo. Alí Rodríguez Araque quien fue el operador que manejó a Chavez por orden de Fidel, propuso a Maduro como guardaespaldas de Chávez.
Ali conocía a Maduro muy bien porque era uno de sus asistentes. Luego de la muerte de Jorge Rodríguez, el padre de Jorgito, Ali se encargo de la dirección de la Liga Socialista y entre sus activistas jóvenes estaba Nicolás. Con la policía política tras sus pasos con un extenso prontuario Alí quien aun no se habia pacificado envió a Nicolás clandestinamente a Cuba a comienzos de los años 80 para hacerlo olvidar. En su informe a Fidel indico que era un joven de poco intelecto, fácil de dominar que podría ser útil mas adelante en otras tareas. En Cuba, el joven Nicolás se hizo amigo de personajes claves en la Escuela de Cuadros Ñico López, del Partido Comunista Cubano. A partir de allí se le alinearon las estrellas que llevarían a Maduro a un estadio en el que nunca soñó.
En 1994 Chávez salió de la cárcel convencido de la necesidad de dar un nuevo golpe para tomar el poder. Una vez en la calle Ali le hizo saber que Iris García le presentaría a su nuevo guardaespaldas civil. La llegada de Maduro no fue bien acogida por su escolta militar, pero no tuvieron mas remedio que callar. Una vez libre Chavez empezó a predicar la abstención, contra el voto y rechazando la salida electoral. A finales de ese año viajo a Cuba. En la Habana Fidel se encargó de seducirlo con algunas propuestas que a Hugo le sonaron a música celestial. El viejo tentador aplaudió su idea de dar un golpe porque así podría deshacerse de la burguesía expeditivamente a través del paredón y el exilio para luego capturar a Venezuela como habia hecho con Cuba. Además le recomendó que para legitimarse y perpetuarse en el poder debía instalar un sistema electoral donde él ganara siempre. Fidel terminaba de desarrollar ese sistema con el apoyo de ingenieros de computación exiliados de la STASI y técnicos en telemática chinos como lo expuse en mis previos artículos. Ese fue el origen de Smartmatic.
A cambio de tamaño respaldo, Chávez se comprometió a apoyar económicamente a Cuba luego de tomar el poder. El objetivo era montar “El Imperio de Fidel” *. El taimado dictador convenció a Hugo de que trabajarían juntos para ejecutar “El Sueño de Bolívar” en el cual Hugo sería un segundo Libertador. Este gran dominio estaría compuesto por Hispanoamérica y tendría su centro en La Habana. Al morir Fidel, Chávez sería el sucesor como emperador de un enorme Estado, la “Patria Grande Iberoamericana” que uniendo fuerzas con chinos, rusos e islámicos pondría de rodillas a los gringos. Tan augusto designio deslumbró a Chávez.
Fidel explicó a Chávez que en ese momento, el difícil “período especial”, no podía aportar sino escasos fondos para su proyecto de golpe de Estado. Le recomendó usar un método que el habia usado con el Movimiento 26 de Julio: hacer asaltos a bancos y empresas para recaudar fondos. Además ofreció el santuario de Cuba para entrenar a los seguidores de Chavez y refugiarse en caso de asedio y persecución.
Sobre lo que vino inmediatamente después se han publicado relatos en la prensa que hablan de Nicolás Maduro en reuniones secretas con Freddy Bernal, ex jefe del Grupo Ceta de la Policía Metropolitana, el sargento Iván Freites, hombre de confianza de Chávez, y su amiga Cilia Flores. La historia de este grupo escapa a los alcances de la investigación para este articulo, pero de cuyos resultados hablaré en mi próximo artículo.
General Carlos Peñaloza
(*) “El imperio de Fidel” es mi libro que explica los detalles del plan de Castro. Lo pueden conseguir en las librerías Tecni-ciencia.