La Agencia Nacional del Petróleo (ANP, regulador) de Brasil, tras cinco años sin ofrecer concesiones, subastará entre el martes y el miércoles 289 licencias para explorar y explotar petróleo y gas en diferentes regiones del país.
En su undécima Ronda de Licitación de Bloques, que se realizará en un hotel de Río de Janeiro, el órgano regulador de los hidrocarburos en Brasil ofrecerá al mejor postor los derechos sobre 289 bloques ubicados en 23 sectores y en áreas con una extensión sumada de 155.800 kilómetros cuadrados.
Un total de 64 empresas estatales y privadas de 18 países, incluyendo Brasil, España, Colombia, Portugal, Estados Unidos y Reino Unido, se habilitaron para disputar la subasta de dos días en que serán ofrecidos 123 bloques en tierra y 166 en el océano Atlántico, de los cuales 94 en aguas rasas y 72 en aguas profundas.
Las áreas que serán concedidas están ubicadas en once diferentes cuencas sedimentarias del país, incluyendo la hoz del río Amazonas, y en su gran mayoría en la región norte y nordeste del país.
La ANP no realizaba subastas desde 2008 debido a que el Gobierno reformó en 2009 el marco regulador para el sector, para garantizarle una mayor renta al Estado con el presal, el nuevo horizonte de exploración descubierto en aguas muy profundas del Atlántico que puede convertir a Brasil en uno de los mayores exportadores mundiales de petróleo.
La nueva reglamentación determina que las reservas en el presal pertenecen al Estado brasileño y que serán explotadas por consorcios que contarán con una participación de la estatal Petrobras de mínimo el 30 %.
En la primera ronda de subastas que será realizada tras la modificación del marco regulador no fue incluido ningún bloque en el presal. Tampoco fue incluido ningún bloque en cuencas marinas tradicionales como las de Campos, Santos y Espíritu Santo de las que Brasil extrae más del 90 % de su petróleo.
La ANP prefirió incluir en la nueva subasta bloques ubicados en cuencas sedimentarias en el margen ecuatorial del país y sobre las que existen elevado conocimiento, así como bloques en tierra que exigen menores inversiones, con el fin de atraer un número mayor de pequeñas industrias.
Sin embargo, entre las 64 empresas que se habilitaron para disputar la subasta figuran gigantes como la propia Petrobras, Shell, Total, Statoil, Chevron y la hispanochina Repsol Sinopec.
Igualmente figuran empresas ya con tradición en el sector en Brasil, como OGX, Queiroz Galvao, Petra y la colombiana Ecopetrol, y otras no tanto como la Compañía Española de Petróleos (CEPSA) y Petróleos de Portugal (Petrogal).
Por las reglas de la licitación, solo empresas habilitadas como operador de clase A, como Petrobras, Shell y Repsol, pueden optar a adjudicarse un bloque en aguas profundas, mientras que los de clase B se limitan a aguas rasas y los de tipo C a yacimientos terrestres.
Según la ANP, el potencial petrolífero de las áreas ofrecidas quedó demostrado con los descubrimientos comerciales realizados en los últimos meses por algunas compañías en las cuencas sedimentarias de Ceará, Pará-Maranhao y Potiguar, en los que fue hallado un petróleo de alta calidad (de hasta 44 grados en la escala API).
El fin del monopolio que el Estado tenía en Brasil hasta 1998 para explorar y explotar hidrocarburos, con el inicio de las subastas de concesiones petroleras, permitió que la producción del país saltara desde 1 millón de barriles diarios en 1998 hasta 2,13 millones el año pasado.
La apertura también permitió que las reservas probadas de petróleo subieran desde 7.100 millones de barriles en 1998 hasta 15.000 millones de barriles en 2012 y las de gas natural desde 227.700 millones de metros cúbicos hasta 459.000 millones de metros cúbicos en el mismo período.
Ese proceso no ha estado libre de polémicas y para mañana se prevén en Río protestas contra las concesiones a empresas privadas y contra las licencias para operar en áreas marinas con ecosistemas delicados, como la registrada este lunes en Brasilia, en donde un grupo de manifestantes ocupó la sede del Ministerio de Minas. EFE