Cinco meses, solo una ley aprobada y una agenda repleta. La AN retoma las sesiones bajo el llamado de opositores y oficialistas a cumplir la Constitución. Para expertos es momento de mejorar la función.
Las manos se usarán para hacer la famosa señal de costumbre y no para golpearse. La divergencia seguirá, pero nadie debe estar contra las cuerdas, el foro parlamentario debe recuperar su norte y responder al país con las normas legales pendientes para definir las reglas de juego que requieren los sectores y la sociedad. Esto va más allá de un acuerdo de caballeros.
Los dos bandos usan la Constitución como el escudo de resguardo. Los opositores recalcan que sus derechos están en ella y deben respetarse; los oficialistas se atribuyen el “meterlos por el redil” y hacerles cumplir con los mandatos en ella dispuestos.
Aun cuando los Parlamentos terminan siendo la expresión de la mayoría, el politólogo y ex director de la escuela de estudios políticos de la UCV, Miguel Manrique, señala que el dejar que las minorías se expresen, respetar y atender sus ideas en el debate, resulta indispensable para el desarrollo democrático.
Con información de elmundo.com.ve