Si un parto no es lo suficientemente estresante, se le puede unir un tornado a punto de pasar y un equipo médico evacuando el hospital, publica elmundo.es.
Eso precisamente fue lo que le pasó a Shayla Taylor, en el centro de médico de Moore (Oklahoma), “con cinco centímetros dilatados y contracciones”, explica en una entrevista que ha concedido a la cadena estadounidense CBS.
De hecho, Taylor estaba de parto el segundo piso del Centro Médico Moore mientras su esposo y su hijo de cuatro años esperaban abajo. “Saqué mi teléfono y miré la aplicación sobre el tiempo, que decía que el tornado estaba bajando la calle 4 de Moore, que es la calle que el hospital”.
Ante la proximidad de lo inevitable, Shayla fue trasladada a una sala de operaciones sin ventanas y su esposo y su hijo, encerrados en el refugio.
“Las enfermeras me cubrieron con toallas calientes y se agacharon a mi alrededor. Todos empezamos a rezar allí juntos. Volví la cabeza y cerré los ojos”, explica a la CBS. Minutos después lo que se veía era el exterior del hospital porque las paredes habían desaparecido.
Lo primero que hizo Shayla Taylor fue mirar a su alrededor a ver si estaban las enfermeras allí con ella. “Tenía miedo de que pudieran haber sido arrastradas por el tornado”.
Jerome pudo finalmente trasladar a su esposa a un hospital cercano en ambulancia donde dio a luz a su hijo Braeden Immanuel.
“‘Immanuel’ significa Dios está con nosotros. Yo lo había elegido hace meses. Y ahora sé por qué, porque Dios estaba con nosotros ese día”, concluye su madre.