A menudo se dice que el desayuno es una parte esencial de una dieta sana, especialmente cuando se trata de cuidar la figura. Pero no a todo el mundo le queda fácil comer tan temprano en la mañana: en Europa y Estados Unidos entre 10% y 30% de la población se salta el desayuno.
Las adolescentes son las más propensas en hacerlo, diciendo que no tienen tiempo o hambre o que están a dieta.
Dejar de desayunar va en contra de lo que se aconseja generalmente: la lógica es que quien no come temprano estará con hambre el resto del día y por ende tentado a tomar refrigerios con muchas calorías, lo que hace que gane de peso.
La teoría es razonable, hasta que se trata de encontrar evidencia de que la gente que no desayuna consume más calorías que los que sí.
No es tan fácil
El primer problema es cómo definir a esa primera comida del día: ¿cuánto hay que consumir para que cuente como desayuno? ¿cuán temprano hay que comer para que sea considerado ‘desayuno’?
Por ejemplo, cuando en EE.UU. el departamento de Agricultura condujo un revisión sistemática de investigaciones sobre el tema encontró que la mayoría de los estudios definían al ‘desayuno’ como los alimentos que se ingerían antes de las 10:00 a.m. Se consideraba que quien comía a las 10:05 a.m. no había desayunado.
Con información de revistafucsia.com