Se vino a nuestra tierra y está documentando lo que aquí sucede, tratando de hacerlo con el mayor equilibrio posible, mostrando las dos caras de la moneda. Me entrevistó hace poco y note en sus preguntas que pertenece a ese grupo crédulo de personas que todavía son capaces de encontrar buenas intenciones en el sistema político que lleva 14 años destruyendo a Venezuela. A pesar de que insistí en subrayar el daño que este gobierno causa, de manera muy especial a quien dice defender, porque esta administración no ha perjudicado a un solo rico, “más bien ha creado más ricos”, le dije, tratando de explicarle qué es eso de la boliburguesía, él seguía viendo transformaciones positivas. No entendía el por qué de la confrontación y el odio, por mas que le explique que el odio viene inspirado desde arriba y es una buena táctica de dominación esta de ir creando enemigos ficticios por todos lados. Le tocó a él vivir esta verdad en carne propia. Creo que su documental será mucho más valioso con el añadido de su propia historia personal. Recuerdo que fue a mi casa el día de la toma de posesión del imperfecto. Se presentó en la planta baja del edificio donde vivo, vestido con gorra de Pdvsa roja rojita, una franela con los ojos de Chávez y el brazalete del 4F que tan de moda se puso en los días del sepelio. Naturalmente, entre mis vecinos cundió la alarma cuando así ataviado preguntó por mí.
No faltó quien pensara que era un enviado de algún programa gringo subsidiario del canal 8, “the blade”, quizá. Fue sometido a duro interrogatorio por mis vecinos, que han jurado defenderme con la propia vida si es menester y cuando aparecí y expliqué que era gringo y venía en son de paz, muchos me miraron con suspicacia, pensando que yo había saltado la talanquera. Gudelia, en desagravio, trajo arepas de chicharrón y cuando supo por la prensa, pocos días después, lo de su detención, me pidió que no contara a nadie el episodio de las arepas.
No le falta razón, gringo y comiendo arepas, tiene que ser espía, necesariamente.
Igualmente sorprendido, indagué por su extraña indumentaria. Me explicó que iba a filmar en los alrededores del Palacio Federal imágenes de la toma de posesión de Maduro y que ese atuendo era para pasar desapercibido. Así de inocente es Tim, cree que un gringo con una franela de Chávez puede pasar desapercibido.
El fin de semana siguiente a la entrevista, Emilio Lovera y un servidor de Internet, presentábamos la obra Juicio a Vicente Nario, una obra de alto contenido político y nos pidió si podía invitar a un amigo suyo chavista, dirigente de un colectivo, y a su esposa. Quería observar la reacción de un afecto al “proceso” frente a la crítica y si también a él le hacía reír. El experimento se realizó con éxito, y finalizada la obra sostuvimos una conversa con el dirigente del colectivo, que resultó ser un exempleado de RCTV. Se ratificó en el encuentro lo que le había manifestado en la entrevista: los venezolanos estamos mucho más de acuerdo en el país que queremos de lo que el gobierno nos hace creer. Nuestro invitado disfrutó de la obra, la pasó bien, hubo intercambio de opiniones, respetuoso, pacífico, amable, crítico.
Ese es Tim Tracy, un gringo soñador que creyó con honestidad que aquí estaba pasando algo bueno. Gracias Tim por la visita, qué suerte para ti que alguien quería estrechar la mano de John Kerry. Termina tu documental y cuéntale a los ilusos que todavía quedan hallándole buen lejos a esta revolución, la tragedia que aquí se vive.