En Venezuela somos poco más de 28 millones de habitantes y se fabrican anualmente 30 millones de balas, la mayoría de las cuales tienen como destino la violencia armada. A ello se une el hecho que a nivel mundial muere una persona por minuto por la acción de las armas y entre 3 y 10 resultan heridas (datos de Amnistía Internacional, capitulo Venezuela). Realidad en la que nuestro país hace un nada despreciable aporte ya que recientemente el viceministerio encargado de la materia reconoció mas de 6100 muertes violentas de enero al 30 de mayo, lo que se traduce en mas de 40 diarias que asumidas por el propio gobierno nos hace pensar que habrá que sumarles un tanto mas. Cifras superiores a las que exhiben algunos países en conflicto bélico y de las cuales nadie puede sentirse orgulloso. Lamentablemente estos alarmantes números ubican a Venezuela entre los países más violentos del planeta.
Todo esto ocurre paralelamente a otra realidad complementaria: la violencia intrafamiliar, en casa, entre esposos y entre padres e hijos, que se multiplica todos los días y se esta convirtiendo en el germen de una familia venezolana cada vez mas expuesta a la desintegración y al maltrato, además de eso forma parte de nuestra cotidianidad ver en la calle cerca de nosotros situaciones deplorables que dan señales de una sociedad que viene rezagando sus valores de convivencia y se sumerge cada vez más en la cultura de la violencia.
Ya nos cuesta dar y recibir los buenos días, casi debes mendigar la respuesta. ¿Quien no ha vivido o ha escuchado contar la máxima del orgullo popular machista?: caballeros hay, lo que no hay es puesto para responderle con ironía y burla a una dama, los complicados casos urbanos de los jóvenes rayando las paredes, la violencia escolar o la gente de todas las edades y condiciones socioeconomicas lanzando basura a la calle mientras camina o desde la ventana de su lujoso carro, el discurso de los poderosos del gobierno, del anterior y de su imitador actual y del presidente del parlamento quien a gritos intentó callar a quienes disienten y pare de contar.
En fin la cosa se nos está poniendo difícil, se está generalizando, se nos está enredando el papagayo con esto de la cultura de la violencia. Ante esta realidad afortunadamente surgen algunas iniciativas aisladas que debemos mostrar, multiplicar y en lo posible articular, como es el caso de la CADENA HUMANA “EXPRÉSATE POR LA VIDA” de este jueves 13 en San Antonio de los Altos la cual pretende ser una contundente y enérgica acción ciudadana que busca generar un proceso de reflexión y acción en rechazo a esta cultura de la violencia que se vive en el país y fundamentalmente de promoción e impulso de la necesaria CULTURA DE PAZ que debería reinar cotidianamente entre los venezolanos.
Una cadena de vecinos de todas las edades y oficios, en el entendido de que la lucha contra la cultura de la violencia es un problema que nos involucra a todos, sin distingo de edad, clase social, militancia política, credo u ocupación. Nos uniremos atravesando la ciudad desde la redoma de San Antonio hasta la Plaza Bolívar y justo a las 12 del mediodía, con el retumbar de un cañonazo, nos tomaremos de las manos e interpretaremos el Himno Nacional, todos al unísono, y luego de culminado el canto patrio y al son de una fiesta de cohetazos nos abrazaremos en señal de haber logrado el objetivo, que no es otro que sentirnos orgullosos por promover espacios de paz y de convivencia ciudadana.
Que bueno que desde San Antonio se esté haciendo historia, lo que falta es que desde todos los rincones le echemos una mano a Venezuela.
Ovidio Lozada