El derrumbe del modelo de sociedad conocido como el Socialismo del Siglo XXI es a mi entender un excelente caso de estudio. El mismo ocurre en medio de una crisis económica severa, caracterizada por saltos alarmantes en la inflación, en la escasez y en el mercado negro de divisas, síntomas de una enfermedadprovocada por los excesos de una política expansiva insostenible, financiada por aumentos extraordinarios en los precios petroleros, prolongada por un endeudamiento creciente y oneroso y por atrasos con socios, proveedores y trabajadores, y represada temporalmente -pero luego agravada- por controles de cambio y de precios con grandes rezagos.
Habiéndose adentrado en el mar, el equipo gubernamental se detiene y jadea mientras sopesa sus opciones. ¿Pasó ya el punto de no retorno? Está agotado, pero puede seguir adelante con la esperanza de llegar algún día a esa orilla roja que existe si acaso en su imaginación. Y con cada brazada inútil, puede gritar que son víctimas de un sabotaje del imperio, de las fuerzas de la oligarquía y otras sandeces por el estilo. Dadas las circunstancias, esa no suena tan mal, pero exige cuantiosos recursos financieros de los cuales carecen, a menos que ocurra el milagro de un salto enorme en los precios petroleros.
Volver atrás, por su parte, tendría sentido si y sólo si esta decisión viene acompañada por cambios radicales en el discurso y en la acción, capaces de generar la credibilidad y la confianza necesarias para que los mercados y la inversión privada respondan con el entusiasmo necesario para evitar caídas importantes en la actividad económica y en los niveles de consumo privado en particular.
¿No hay una tercera vía? Bueno sí, la mezcla contradictoria que están de manera muy torpe intentando implementar: esconden a Giordani, ponen a Merentes a convencer a prestamistas y empresarios de que la crisis no existe, a Ramírez a hacer lo mismo con los socios y los proveedores de Pdvsa, a Maduro a culpar a los saboteadores y a Samán a bajar los precios. Señoras y señores, pongámonos cómodos: son Maduro y los Tres Chiflados.
@rvillasmilbond; www.ricardovillasmil.com