Las hamburguesas son uno de los platos preferidos de pequeños y mayores, pero a veces se abusa de su consumo debido, en gran parte, a que son uno de los platos más recurridos cuando se trata de consumo de ‘comida rápida’.
Se trata de un plato sencillo, de ingredientes sabrosos, muy fácil de comer y preparar. Sin embargo, también se discute mucho sobre si debe comerse con frecuencia o no. En general se la describe como un alimento calórico, graso y con exceso de sal. Pero, ¿es así o hay matices? ¿Qué papel desempeñan las guarniciones y los aderezos? ¿Cuántas hamburguesas se pueden comer sin afectar la calidad de nuestra dieta? Desde Consumer tratan de responder a estas cuestiones:
Mala fama, ¿es para tanto?
Las autoridades en nutrición humana y dietética suelen desaconsejar el consumo frecuente de hamburguesas. Sin embargo, los posibles efectos perjudiciales de su ingesta habitual tienen que ver más con alimentos que las acompañan: mayonesa (rica en grasa), refrescos (que contienen mucho azúcar), patatas fritas (muy calóricas y con mucha sal), postres lácteos (con cantidades considerables de azúcares y grasas saturadas) e incluso bebidas alcohólicas (por ejemplo, una cerveza). Es decir, pese a que es cierto que en nuestro país se ingieren cantidades elevadas de cárnicos tampoco sería justo considerar que son perjudiciales.
En el embarazo, en la lactancia o en personas de edad avanzada aconsejan unas 2 raciones semanalesEl consumo de hamburguesas en el marco de una dieta saludable en su conjunto es compatible con una alimentación equilibrada. Un ejemplo: una hamburguesa se puede tomar con un panecillo integral, relleno con lechuga y tomate en rodajas, aderezarse con aceite de oliva virgen y acompañar el plato de una ensalada verde y un refrescante vaso de agua fría. La diferencia desde un punto de vista nutricional es inmensa.
La hamburguesa es un alimento en cuya composición podemos encontrar cantidades considerables de grasas animales y sal, dos nutrientes que en exceso pueden perjudicar la salud a largo plazo. La ingesta de sodio (la sal es cloruro de sodio) y de grasas animales debe disminuir de forma clara entre la población española. Todas las asociaciones de dietética y nutrición coinciden en recomendar disminuir la ingesta de estos nutrientes debido a la clara asociación entre su elevado consumo y las enfermedades cardiovasculares. No obstante, en personas de edad avanzada, el consumo de hamburguesas resulta interesante si tienen falta de apetito, problemas para masticar, si presentan anemia por déficit de hierro o ante carencias de vitamina B12 y proteínas.
¿Cuántas se pueden comer?
La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) recomiendan un consumo de 3 a 4 raciones semanales de carne en niños o adultos, con prioridad a las piezas magras y un consumo ocasional a la carne roja. En el embarazo, en la lactancia o en personas de edad avanzada estas organizaciones aconsejan unas 2 raciones semanales. Se considera una ración de carne a los 100 g – 125 g de peso neto.