La ex presidenta chilena Michelle Bachelet, favorita para ganar las elecciones del próximo noviembre, cree que su país “cambió y se va a hacer más difícil gobernar” a quien sea que gane esos comicios, EFE.
“Si no somos capaces de hacer los cambios y la gente empieza a tomarse las calles no va a ser responsabilidad de una presidenta, sino de un sistema político incapaz de responder a los desafíos de Chile”, precisó la ex mandataria (2006-2010) en una entrevista que publica hoy el diario La Tercera.
Bachelet, que hace una semana ganó las primarias de la oposición y se convirtió en la candidata presidencial del pacto Nueva Mayoría, reiteró sus principales compromisos si obtiene un segundo período en La Moneda (sede de Gobierno).
Dichos compromisos son una reforma educacional profunda, una reforma tributaria que financie ese y otros desafíos sociales y una nueva Constitución, “que represente a todos los chilenos”, describió.
En las primarias del pasado 20 de junio, Bachelet superó el millón y medio de sufragios y alcanzó un 53 % de todos los votos válidos, incluidos aquellos de la primaria de la Alianza oficialista, que convirtió a Pablo Longueira, de la Unión Demócrata Independiente (UDI), en el candidato presidencial de la derecha.
En la papeleta de la elección presidencial estarán además hasta siete candidatos independientes o de partidos pequeños, que se excluyeron de las primarias.
Según la ex directora ejecutiva de la Organización de Naciones Unidas (ONU), los principales desafíos de Chile se relacionan con lo que la centroizquierda siempre ha representado, que es “enfrentar la desigualdad”.
Chile “ha progresado y tiene cosas súper buenas, la gente conoce y respeta a Chile, pero (el país) tiene una herida profunda que es la desigualdad, que está ligada a la idea) de que Chile puede más”, subrayó.
“Si estamos tan bien en la economía, entonces, ¿por qué seguimos con estas diferencias tan grandes? Yo no he hecho un giro ni a la izquierda ni a la derecha, sino un giro ciudadano”, precisó, en alusión a las críticas de quienes la acusan de haberse “izquierdizado”.
También respondió sobre las grandes expectativas que ha despertado su nueva candidatura y la posibilidad de que, al no poder satisfacerlas, le ocurra lo que a Dilma Rousseff en Brasil, que en tres semanas de protestas masivas perdió 27 puntos de popularidad.
“Lo de Brasil lo hemos visto aquí y en otras partes. El peligro no es hacerse cargo (de las demandas) u oír a la gente, sino oír lo que pasa y no hacerse cargo de esos cambios”, consideró Bachelet.
Agregó que ella nunca ha estado “en esto de ser popular” y agregó: “Lo más importante es que yo jamás he hecho ‘ofertones’ (ofertas desmedidas), sino que he dicho, mire, esto debemos cambiar, pero no basta conmigo”.
“Al lugar al que he ido he dicho cuáles son las prioridades, pero que no basta con la voluntad mía, sino que se requiere la fuerza que permita que estos cambios se concreten y que es esencial elegir parlamentarios que se la jueguen”.
A su juicio, “hay un malestar global. Uno lo ha visto en España, en la plaza Tahrir (El Cairo), en América Latina. Hay gente que siente que los modelos de desarrollo han permitido cosas importantes, pero que persiste la desigualdad, y hay un gran descontento hacia la política y las estructuras de la institucionalidad”, dijo.
Todo indica, según Bachelet, “que las sociedades han cambiado y los sistemas políticos no”, por lo que es necesario “que los partidos políticos vuelvan a representar a los sectores sociales (…). “Hay que ampliar, renovar aire, traer nuevos liderazgos”, sostuvo.