Cuando los agentes de seguridad recibieron por la noche el aviso sobre un robo y llegaron al lugar, lo primero encontraron fue la bicicleta, que había sido utilizada para romper la puerta de vidrio de la sucursal.
Al entrar en el edificio, se toparon con un niño que tenía consigo unos rollos de monedas y unos cuantos billetes.
Al principio hubo confusión en cuanto a la edad del menor, que alternadamente dijo a los agentes que tenía 9 años y después 10. Finalmente se estableció que tenía 12 años.
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