El papa dejará su huella entre los adictos al crack el miércoles, cuando inaugure un centro de rehabilitación en un hospital franciscano rodeado de favelas en el norte de Rio de Janeiro, dando un paso más en su intención de acercarse a los marginados. AFP
Ubicado a los pies de los morros de Borel, Casa Branca y Formiga, en el barrio de Tijuca, el hospital San Francisco prepara la inesperada visita del papa con entusiasmo y humildad, respetando la imagen del pontífice, que desde su entronización en marzo busca mostrar una nueva cara de la iglesia, alejándose de los lujos.
A contrarreloj, decenas de obreros levantan un estrado en el patio central, pintan las paredes de blanco, retocan la capilla, instalan un espacio con personajes del pesebre y plantan orquídeas.
“De una lista de 100 hospitales que podía visitar, eligió el nuestro. Será porque se llama San Francisco”, comentó contento a la AFP Italo Marsili, un joven psiquiatra y director del nuevo centro de atención integral de salud mental que tras la visita papal comenzará a tratar a adictos al crack y a pacientes psiquiátricos.
El papa Francisco, quien eligió su nombre por el santo italiano san Francisco de Asís, que consagró su vida a la defensa de los pobres, insiste en la necesidad de que la Iglesia, los fieles y los gobiernos presten más atención a los desposeídos.
La visita al hospital -en manos de la comunidad franciscana de Brasil desde 2011- se realiza en el marco de su viaje a Rio de Janeiro para liderar la Jornada Mundial de la Juventud del 23 al 28 de julio, que reunirá a 1,5 millones de fieles. El papa, que llega a Brasil el lunes y se quedará hasta el domingo, también tiene previsto visitar una favela y reunirse con algunos presos.
“Abrazar a los excluidos”
El miércoles, a pedido del papa, varios jóvenes adictos en recuperación estarán esperando al jefe del Vaticano en el patio del hospital para asistir a la inauguración del centro gratuito.
“Los franciscanos recibimos un legado, una herencia dejada por San Francisco, que fue abrazar a los excluidos de su época”, explicó a la AFP el superintendente del hospital, el cura Francisco Belotti.
El centro tiene espacio para 80 pacientes y todas las camas ya tienen nombre. Los pacientes provienen de la red pública y privada de la salud, y de un grupo de asistencia de la iglesia católica, según informó Marsili.
“En su época eran los leprosos. Hoy repetimos el abrazo de San Francisco a los excluidos de hoy, que son los involucrados con las drogas, como el crack”, agregó Belotti.
Brasil, el país con más católicos del mundo, es considerado el primer consumidor mundial de crack (un residuo de la cocaína de bajo precio y altamente adictivo), con un millón de consumidores, según un estudio de la Universidad Federal de Sao Paulo.
“El crack es una droga poco cara, de acceso muy fácil en nuestras comunidades y su potencial de adicción es muy elevado”, dijo Marsili, al destacar la “enorme demanda de asistencia” a este tipo de problemas en la sociedad carioca.
La instalación del centro costó cerca de dos millones de dólares, de los cuales 1,25 millones fueron donados por el Vaticano y el resto fue inversión del hospital, según las autoridades.
“Este proyecto es importante para Brasil, para las familias, para la juventud que vive en cementerios a cielo abierto esperando la hora de morir, porque cada vez que un joven se droga se está matando de a poco”, lamentó Belotti.
Trabajo integral
La diferencia entre este nuevo centro y otros es que el tratamiento se encuentra dentro de un complejo hospitalario e implica un trabajo integral con la familia del enfermo, desde que este llega al hospital hasta su inserción en la sociedad.
El tratamiento tiene tres pilares: asistencia médica, psicológica -que integra a la familia- y educacional, explica Marsili, pues se trata de “pacientes graves, que además de tener problemas psiquiátricos y de dependencia química presentan otros, como insuficiencia cardiaca”.
Unos 100 profesionales, entre psiquiatras, asistentes sociales y educadores, estarán trabajando en el centro, informaron fuentes del hospital a la AFP.