La fundamentación primordial del médico hipocrático radicaba en ¨favorecer, no perjudicar¨ que el hipocratista latinizado tradujo como ¨primum non nocere¨: lo primero, no nacer daño, anteponiendo a su tarea la ¨regla del buen hacer¨: hacer lo debido y hacerlo bellamente según la formulación reseñada en ¨Sobre las úlceras¨: hágase bella y rectamente lo que así haya que hacer; con rapidez lo que deba ser rápido; con limpieza lo que deba ser limpio; con el menor dolor posible, lo que deba ser hecho sin dolor…
Pues bien, nos encontramos dos mil quinientos años después en medio de una negada epidemia de influenza AH1N1pdm09 vulnerando las reglas del buen hacer por un mandato ideológico de la sinrazón. Más espeluznante que la epidemia misma, es el ver en manos de quiénes se sustenta la salubridad pública: Gentes de mente obcecada y obtusa extraídas del basural de las ideologías caducas, prepotentes, llenas de sabiduría inventada, que no necesitan de asesores y que hasta desprecian las pautas de la Organización Mundial de la Salud y la Oficina Sanitaria Panamericana dejando que la epidemia continúe extendiéndose, sume más enfermos, más dolor y más muertes, en medio de médicos desesperados laborando en hospitales ruinosos y carentes, ausencia de vacunas y de medicación antiviral. Al otro extremo, el sucesor de Don Regalón en dispendioso alarde, continúa regalando el exiguo inventario que aún nos queda para forzar la presidencia en inútil e indigno escenario donde todos van en la búsqueda de una tajada de lo que queda de nuestro país.
Ministra, convénzase, usted no puede con esto, sobrepasa sus límites y sus capacidades, su confusión es monstruosa; pida ayuda y acéptela, no está favoreciendo al pueblo, lo está perjudicando; no lo está haciendo bella ni rectamente…
rafael@muci.com; rafaelmuci@gmail.com