Luego de un rato aguardando por él, en el clubhouse de los Tigres de Detroit aparece la figura de Miguel Cabrera caminando despacio, casi arrastrando los pies en la ruta que lo conduce del training room a su locker, informa liderendeportes.com
Billy Russo / beisbollider@cadena-capriles.com
El gigante ofensivo de los Tigres viene de terminar la primera de las cuatro terapias diarias a las que es sometido durante estos días, en los que no ha visto acción debido a la lesión que presenta en el músculo flexor izquierdo de la cadera.
Con shorts negros y suéter gris, con capucha que cubre parte de su cabeza, Cabrera llega a su locker, revisa sus teléfonos y al sentarse se le acercan las personas que han estado esperando por él. Son representantes de la marca Wilson, que es la encargada de suplirle los guantes que utiliza durante esta temporada.
En esta oportunidad le vienen a traer un nuevo modelo, una edición especial, exclusivamente para él, con los colores de los Tigres (azul y naranja) y que tiene bordado en hilo brillante, anaranjado: “Triple Crown 2012”.
Al ver su nuevo guante, Cabrera sonrió y se lo probó, lo evaluó dando unos golpes con su mano derecha en el centro, doblando sus puntas y acariciando su superficie.
Todavía se emociona y se sorprende con esos detalles, como lo hace cualquier niño cuando su padre, un amigo o cualquier familiar le da un obsequio. Él no ha perdido esa esencia de infantil.
“Uno no puede perder ese niño que lleva por dentro, menos en un juego como este. Esa es la forma en la que más uno lo puede disfrutar, sin pararles tanto a las otras cosas”, dijo Cabrera, quien en 2012 se convirtió en el primer triple coronado del béisbol en 45 años.