Lencería fina. A los hombres les cuesta reconocerlo, pero en muchos aspectos son muy clásicos en este tipo de cosas. Para la mayoría de ellos, la ropa interior detallista y fina, es algo que los provoca. Incluso, no son pocos los que reconocen un cierto fetichismo frente al tema. Lo que insinúa la ropa interior de una mujer (más que lo que se ve), y una buena combinación de colores, texturas y materiales, tiene una buena carga de sensualidad para ellos.
Caminar sensual. No es que haya que caminar como si estuvieras en una pasarela de Milán, pero efectivamente el andar sensual de una mujer les provoca, y mucho. La sensación para ellos, agregándole una cuota importante de imaginación, es que tras ese movimiento corporal debe estar oculta “la” mujer de sus sueños. Un caminar que demuestra seguridad en sí mismas, como diciendo “aquí vengo yo, mírenme”, es lejos una de las cosas más sexy para los hombres.
Seguridad. Esta característica se aplica a un buen número de hombres, sobre todo en aquellos que no temen tener a su lado a una mujer que los mire de frente. Mujeres seguras e inteligentes, que tienen temas propios y que desprecian la ignorancia, son sexy para hombres igual de seguros en sí mismos.
Feminidad. En este tema puede haber discusión sobre qué se considera como femenino. Pero, evidentemente, lo que ellos esperan de una mujer es que sea consciente de su género, y que en todos sus gestos, actos y dichos se demuestre como la mujer que es, y más aún en su sexualidad. En el fondo, ellos consideran muy sexy que las mujeres disfrutemos de nuestro “ser mujer”.