Alejado de las tareas del gobierno y de los micrófonos desde 2006, Fidel Castro cumplirá este martes 87 años dedicado a ensayar cultivos para mejorar la alimentación de los cubanos, navegar en Internet y ocasionalmente recibir a líderes extranjeros. AFP/ Por Francisco JARA
Para la ocasión fueron programados un concierto en un parque de La Habana y el lanzamiento de dos libros, pero no habrá actos oficiales para este ícono de la izquierda latinoamericana y enemigo histórico de Estados Unidos, que nació el 13 de agosto de 1926 en Birán, en el este de Cuba.
“He vivido para luchar”, escribió Castro en una carta a los ocho mandatarios que asistieron el 26 de julio a la conmemoración del 60 aniversario del asalto al Cuartel Moncada, en la que él fue el gran ausente. “Debo respetar la obvia resistencia de los guardianes de la salud”, se disculpó.
El estado de salud del “Comandante en Jefe”, como lo llaman los cubanos, se guarda como secreto de Estado desde que enfermó y cedió el mando a su hermano Raúl, cinco años menor, el 31 de julio de 2006.
Cada vez la prensa publica menos fotos suyas y en una de sus últimas apariciones públicas -al votar en una escuela del barrio habanero de El Vedado el 3 de febrero- lucía muy canoso, encorvado y apoyado en un bastón. Ese día fue reelegido como uno de los 612 diputados cubanos -entre 612 candidatos-, aunque ya no asiste a las sesiones del Parlamento.
En sus años como presidente celebraba su cumpleaños con niños, que le cantaban y comían torta con él, en el Palacio de los Pioneros de La Habana.
Un “soldado de las ideas” en Internet
Celoso de su vida privada desde su llegada al poder en 1959, poco se sabe sobre el retiro de Castro. Su biógrafa y editora de libros, la periodista Katuiska Blanco, reveló que dedica parte de su tiempo a navegar en Internet, pero sigue escribiendo a mano.
“Si bien ya no pulsa las teclas (de una máquina de escribir o computador), sí navega por Internet en busca de perfiles de personalidades, mapas, monografías, datos, anécdotas, recuentos”, contó Blanco a la AFP.
Castro es padre de ocho hijos y abuelo de varios nietos. Con Dalia Soto del Valle, su mujer desde hace cinco décadas, tuvo a Alejandro, Antonio, Alex, Alexis y Ángel.
De su primer matrimonio con Mirta Díaz-Balart nació su primogénito, Fidelito, y tiene otros dos hijos de otras relaciones: Alina Fernández (que se marchó hace años a Estados Unidos) y Jorge Ángel.
Fidel Castro “sigue siendo brillante, siempre promotor de ideas”, dijo el presidente uruguayo, el exguerrillero tupamaro José Mujica, que lo visitó hace tres semanas. “Me encontré con un Fidel cargado en años pero siempre fermental (mentalmente activo), con un hombre perfectamente al día con el acontecer del mundo, informado e interesado por todos los temas como siempre”.
Orador maratónico, omnipresente en la vida de los cubanos durante cinco décadas, Castro dejó de publicar hace un año sus “reflexiones” en la prensa, tarea que como “soldado de las ideas” cumplió con cierta regularidad después de dejar el mando.
Silencio sobre las reformas económicas
Mujica relató que Castro “está enfrascado en impulsar una experimentación en biología, que tiene que ver con encontrar vegetales del área tropical que sirvan para la fabricación de pienso, para la comida de los animales (…) para que quede más grano disponible para que la gente coma”.
Castro -que ya no viste su tradicional uniforme verde olivo sino ropa deportiva- también ha hablado sobre sus ensayos con moringa (un árbol tropical con semillas oleaginosas originario de Asia), que espera ayude a mejorar la alimentación humana y animal en la isla.
Respetado o denostado por los cubanos, Fidel ha guardado silencio sobre las reformas emprendidas por Raúl de la quebrada economía estatista y planificada al estilo soviético, que él instauró.
Para los economistas José Antonio Alonso (español) y Pavel Vidal (cubano), “el silencio confirmatorio de Fidel Castro constituye una fuente de legitimidad” para las reformas de Raúl, aunque vayan en la dirección contraria.
Raúl, que carece del carisma de Fidel, lo sigue llamando públicamente “mi jefe”, aunque él tiene ahora las riendas del gobierno y del Partido Comunista (único).