Confieso una profunda tristeza al leer a algunos opinadores políticos contemporáneos, articulistas con cierta significación académica y a otros conocidos piratas, habladores profesionales de pendejadas antes y ahora, centrados en el desprestigio de quienes hemos asomado la posibilidad de iniciar un proceso constituyente por iniciativa popular, en los términos establecidos en la vigente Constitución.
Menos mal que, a pesar y por encima de ellos, también se levantan calificadas voces alentando el proceso o al menos, haciendo esfuerzos para visualizar las aristas positivas que podrían sacudir a Venezuela y sacarla del marasmo en que se encuentra.
Nuestra intención es provocar un debate serio. No somos abstencionistas ni queremos sabotear las elecciones municipales. Mucho menos competir con la MUD en liderar el esfuerzo unitario opositor. A ella le reconocemos el aporte hecho. Formalmente le dirigimos una extensa comunicación pidiéndole analizar el asunto y, de considerarlo conveniente, tomar la iniciativa que todos respaldaríamos sin reservas.
Igual planteamiento ha sido hecho a Henrique Capriles y a otras figuras identificadas con la idea por cuenta propia como María Corina Machado o Diego Arria, entre otros. Queremos debatir el tema con la Venezuela real, la de carne y hueso. Sufre y espera.
No se trata simplemente, de hacer una nueva Constitución. Son infantiles los argumentos que se agotan diciendo que hemos tenido muchas y que las constituyentes no han servido para nada, lo cual es parcialmente falso. También hemos tenido muchos Congresos y Asambleas, Presidentes y Gobernadores, que han dejado mucho que desear.
Según estos genios, pues, no deberíamos tener más para no caer en lo mismo. Sigo todo lo que publica sobre el tema. Me llamó la atención el artículo de Karl Krispin, a quien respeto y admiro, del pasado sábado en El Nacional. Se opone a la convocatoria constituyente con algunos de los argumentos señalados, pero también afirma “…Si la discusión fuera el regreso a la bicameralidad, asegurar el federalismo, la vuelta a nuestro nombre lógico de República de Venezuela, o la prohibición absoluta de la reelección, la discusión tendría sentido…” Estimado amigo, de eso se trata. Debemos agregar algunos temas de igual importancia. Bienvenido el debate.
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