Oír el himno nacional Gloria al Bravo Pueblo, oda al respeto, ya produce una sensación de indiferente alejamiento, de hastío, un canto carente de significado, pero tiene mandatos para la opresiva realidad. “La ley respetando, la virtud y honor”; ¿dónde existe?, “La fuerza es la unión”; “Y si el despotismo levanta la voz”, ¡más estentórea, difícil! ¿Seguir el ejemplo que Caracas dio… ? Relanzar el grito de Independencia, ese al que tememos, pero ellos más…
Creciente lunar. Pedí ver la lluvia de meteoros saliendo por el horizonte en la madrugada del 13 de agosto; pedí ver las perseidas o lágrimas de San Lorenzo, las que el santo vertió en ocasión parecida a la nuestra cuando era quemado en una parrilla, diciendo con sarcasmo a sus verdugos “Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho”. Un alba triste me negó la visión del espectáculo. A muchos niños con cáncer curable, la fiesta de la vida también les será negada…